Esta receta la improvisamos una tarde cocinando con mi padre y la verdad es que fue un éxito total. Está inspirada en una receta brasileña llamada "empadinha de queijo", aunque hicimos tanto cambio, que ya poco tiene que ver con esa receta.
Yo te cuento cómo la hice, pero, como yo, puedes adaptarla a lo que tengas o lo que más te guste; esta vez no la intenté hacer más ligera ni más sana; total, iba a ser una bomba igual, fuera bombita o bombazo. Solo te digo una cosa: Hagas la cantidad que hagas, no va a sobrar ni uno =P
- 1 paquete de masa de hojaldre rectangular
- 125 g de queso de cabra semicurado o curado
- 45 g de parmesano rallado
- 45 g de mozzarella rallada o en polvo
- 100-110 ml de nata líquida
- 1 huevo
- Sal y pimienta negra
- 1/2-1 cucharadita de romero (fresco picadito o seco)
La preparación:
1. Lo primero es cortar nuestros círculos de masa; lo podemos hacer con el canto de un vaso, por ejemplo. El tamaño dependerá de cómo sean nuestros moldes para magdalenas. Yo saqué 10 círculos y, con lo que sobraba de masa entre círculo y círculo, mi hermana me consiguió 2 círculos más, así que 12 pastelitos en total.
2. Engrasamos los moldes con aceite, con el dedito mismo. Entonces metemos la masa a los moldes cubriendo bien el fondo y las paredes. Pinchamos con un tenedor en varias partes de la base y de las paredes para que no se infle de más. Si tenemos garbanzos o algo así, también se pueden meter sobre la masa para que no se infle demasiado al hornear. A mí me encongieron bastante durante la primera horneada, pero luego con el relleno quedaron ideales. No os preocupéis por eso, porque el relleno no queda dentro; al hornear se expande el relleno y crece alrededor de la masa también.
3. Horneamos a 180º en el horno precalentado durante 15 minutos.
4. Mientras tanto, preparamos el relleno. El queso semicurado o curado lo cortamos en taquitos. En un vaso para batidora metemos la mitad de los tacos de queso curado, la mozzarella, el parmesano, la nata, el huevo (sin cáscara, evidentemente), el romero y un toque de sal y pimienta al gusto. Trituramos y entonces añadimos la otra mitad de taquitos de queso curado. Además, comprobamos que la textura esté a nuestro gusto y, si está demasiado espesa, le podemos añadir un poquito de nata. Pero que conste que la mezcla resultante ha de ser espesita, no líquida.
5. Pasados los 15 minutos de horno, sacamos las tartaletas y dejamos el horno encendido, pero bajamos 160º. Si alguna se ha inflado mucho pese a nuestras precauciones, la intentamos aplanar con las manos. Procedemos entonces a rellenar de cucharada en cucharada para asegurarnos de que todas tengan más o menos la misma cantidad de relleno.
6. Le damos a nuestros pastelitos otros 15 minutos con calor arriba y abajo, pero esta vez a 160º. Si tu horno es un poco más lento y ves que les falta color, dales unos minutos más.
¡Y ya está! Sácalos con cuidado de los moldes, déjalos enfriar sobre una rejilla un par de minutos y están listos. Están de vicio. Nosotros, además de solos, los probamos con una confitura de pimiento asado y le iba que ni pintado.
¡Buen provecho!
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