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viernes, 22 de mayo de 2020

Arroz a la cubana


Este platillo es típico de la infancia de mi generación y de muchas antes que la mía, y supongo que se sigue haciendo en España. Es una comida rápida y facilísima, a prueba de inexpertos y de infantes sibaritas.
Lo curioso es que, pese al nombre, no tiene nada de cubano, su origen es español, dicen que de Las Islas Canarias, surgido de la relación entre cuba y España en la época colonial.

Es un plato muy socorrido que además contenta fácilmente a los niños; hoy en día veo a muchos peques comer pasta con ketchup (que el fin del mundo nos pille confesaos, que diría mi abuela), supongo y espero que como una forma rápida de salir del paso rápido y sin mucha queja. Pues en mis tiempos no había ketchup, pero teníamos tomate frito.

Te puedes poner finolis y complicar las cosas si quieres; rebozar el plátano en harina, saltear el arroz, puedes hacer tu propio tomate frito... Pero la realidad es que este plato consiste en arroz hervido, tomate frito de bote sin calentar si quiera, un huevo frito al gusto (más o menos hecho) y, si sirves el plato completo, que no siempre se hace, un plátano pasado por la sartén. Plátano maduro, no macho. Yo le pongo un diente de ajo laminado al arroz y eso ya lo eleva mucho de categoría para lo que es jaja

Para dos raciones:
  • 120 g de arroz (bomba, jazmín, basmati...)
  • 2 plátanos o uno cortado a lo largo por la mitad (no banana, no plátano macho, un plátano normal y corriente) 
  • 2 huevos
  • Tomate frito
  • 1 diente de ajo
  • Sal y pimienta
  • Aceite
(Cuando lo comemos hago a parte una ensalada y alguna vez he espolvoreado el tomate con parmesano rallado, porque lo tenía que ir gastando)


La preparación:

1. Hervimos el arroz (en agua, que hay que decirlo todo :P).

2. Cuando el arroz casi esté, calentamos una cucharada de aceite en la sartén y doramos el ajo laminado. Sacamos para que no se queme y reservamos.


3. En el aceite con saborcillo a ajo freímos el huevo con sal y una pizca de pimienta y el plátano. A los niños se les suele dar el huevo con la yema poco hecha, para que se cree una salsa; a mí personalmente no me gusta, así que el mío lo cuajo entero.


4. Mezclamos el ajo laminado con el arroz, normalmente se le da forma al arroz con un cuenco o un vasito. Servimos en un plato. Alrededor disponemos el plátano y el huevo.


5. Chorretón de tomate frito sobre el arroz y a volar la milocha, que se dice en mi pueblo.



  ¡Buen provecho!

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Bergua*




domingo, 17 de mayo de 2020

Ropa vieja cubana


Lo primero que hice al leer que nos tocaba Cuba en Cocinas del mundo fue ponerme en contacto con Peter, el amor y compañero de vida de mi amiga Heidi, para que me dijera cuál era su plato cubano favorito y así poder rendir homenaje a mi cubana favorita; y bueno, está claro que es ropa vieja, ¿no? Regado con un chorrito de lima.


Heidi fue una de esas personas que vive la vida con tal entrega y entusiasmo, que pese al dolor que sientes cuando se va, sabes que le sacó provecho a la vida y sientes paz por ellos; de esas personas que brillan y, cuando se van, dejan una estela tras de sí, para que nunca se les olvide. Así era Heidi.

Después de varias batallas ganadas, perdió la guerra contra el cáncer el 26 de noviembre de 2019. Sin embargo, cuando pienso en ella, se me pinta una sonrisa en la cara, y eso me parece precioso. La recordaré bailando, cantando, riendo... Recuerdo las clases de danés, los guateques caseros, los conciertos, las reflexiones, nuestro amor común por la danza del vientre y la comida, la mariposa que me trajo de Cuba... 


Así que me vais a permitir que, antes de lanzarme a la receta, se la dedique con todo mi cariño a Heidita y me deleite con estas imágenes. Esta no es una ocasión para la tristeza, sino todo lo contrario, para celebrar el recuerdo de la magnífica y alegre Heidi. De hecho, yo hice esta receta bailando al son del álbum de Putumayo "Congo to Cuba".


Y ahora sí, arremanguémonos y manos a la obra. Como pasa con todas las recetas tradicionales, en cada casa hay unas costumbres, y también se van modernizando con el tiempo (en la original no se usaba salsa de soja). He leído muchas recetas y al final me he basado sobre todo en la de Chef Zee, pero también en lo que he aprendido por el camino. Por ejemplo, mucha gente hoy en día comienza dándole 30 minutos de cocción a la carne en una olla a prensión para acortar el tiempo de cocinado. Pero hoy me lo voy a tomar con calma y voy a hacerlo a fuego lento y con todo el cariño que se merece Heidi. Lo que hice fue marinar y hervir la carne un día, dejarlo enfriar y reposar por la noche y al día siguiente desenhebrar, sellar y terminar justo para la hora de comer. 

Para el marinado:
  • 1 kg de carne de ternera, preferiblemente del pecho o bajo el pecho (brisket)
  • 2 cucharadas de salsa de soja
  • 1/2 cucharada de caldo de pollo concentrado (sazón en Cuba)
  • 1 cucharadita de orégano
  • 1/2 cucharadita de comino en polvo
  • 1/2 cucharadita de pimienta negra en polvo
  • 5 dientes de ajo
  • 2 hojas de laurel
  • 1 cebolla 
  • 1/2 limón
  • 1/2 cucharada de adobo (es una mezcla de especias para todo uso, yo sustituí por all-purpose, pimienta con limón y ajo en polvo)
  • Aceite de oliva
  • Agua (1,5 litros)

Para el estofado:
  • 1 cebolla
  • 1/2 pimiento verde
  • 1/2 pimiento rojo
  • 3 dientes de ajo
  • 1/2 cucharadita de vinagre de vino tinto
  • 3 cucharadas de vino seco (vino blanco para cocinar)
  • 500 ml de la salsa de cocinar la carne
  • 3 cucharadas de puré concentrado de tomate o unos 120 g de salsa de tomate
  • 1 cucharada de cilantro fresco
  • 1-2 cucharadas de olivas (lo que en Cuba llaman "aceitunas españolas", rellenas de pimiento)


La preparación:

1. Cortamos la pieza de carne en trozos medianos para que nos quepa bien luego en la olla.



2. Añadimos las especias: pimienta, orégano, comino, sazón (pastilla de caldo concentrado desmenuzada), adobo (como digo, sustituí por all-round, pimienta con limón y ajo en polvo) y salsa de soja. Incorporamos entonces la cebolla bien picadita, pimiento verde picadito, zumo de limón y ajo prensado y un chorrito de aceite de oliva. Mezclamos bien para que la carne quede cubierta de sabores y colores. Después dejamos reposar y marinar unas horas, como mínimo una hora. Yo le di unas 4-5 horas.


3. Ahora sí, calentamos algo de aceite en una olla y vamos sellando la carne marinada durante unos 5 minutos. Después giramos todos los trozos y les damos un par de minutos para que también tomen color.

4. Llenamos de agua el cuenco en el que hemos marinado la carne para recoger todos los sabores, y la vertemos a la olla. Añadimos agua suficiente para que toda la carne quede cubierta y un poco más; yo echo litro y medio y luego uso las sobras de esta maravilla de caldo para otras recetas. Echamos el laurel y tapamos. La dejamos cocer a fuego lento durante 2-3 horas hasta que la carne esté tan tierna que se pueda desenhebrar. Pincharemos con un tenedor para comprobarlo. El caldo lo guardamos, que es puro oro líquido. 


5. Para desenhebrarla podemos usar un tenedor y las manos. Si nos encontramos trozos de grasa, los retiramos. Yo empecé con pinzas y tenedor porque tenía un corte en un dedo, pero, la verdad, es un mucho más divertido y eficiente con las manos.



6. Calentamos una cucharada de aceite en una sartén y añadimos la carne desenhebrada para que coja un poco de cuerpo, pero sin dejar que se fría. En seguida añadimos 500 ml del caldo de la preparación anterior y la pasta de tomate y vamos a remover hasta que se disuelva y se mezcle del todo. Lo dejamos al fuego unos minutos hasta que empiece a hervir y se vean las burbujas en la superficie.


7. Ahora añadimos el vino blanco seco, el ajo prensado, cebolla en juliana gruesa, pimiento rojo y verde en tiras. Mezclamos para que se incorpore todo y terminamos con una pizca de vinagre de vino tinto para equilibrar los sabores. Puedes darle un par de minutos o incluso 10 más, según si te gustan más o menos crudos y con textura el pimiento y la cebolla. Yo le bajo el fuego y lo dejo al chup chup mientras preparo las guarniciones.


8. Las aceitunas rellenas (partidas y/o enteras) y el cilantro los añado al final para que se mantengan frescos y porque no a todo el mundo le gustan las aceitunas, así que, si en casa hay alguien que no quiera aceitunas o cilantro, se puede sacar a parte a la mesa.


Y ya está, pero no me puedo ir sin recomendaros que le echéis un chorro de lima fresca por encima, como le gustaba a Heidi. Es común acompañarlo de arroz blanco (que en España llamamos "arroz a la cubana" y plátano frito. Y si te quieres dar un capricho, sirve también con aguacate.

¡VA POR HEIDI!

  ¡Buen provecho!



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Bergua*


P.D. Os dejo de regalo una versión fabulosa de esta canción que tanto me recuerda a los veranos de mi infancia: Guántanamera.



jueves, 14 de mayo de 2020

Cookies Pecado


He probado muchas recetas de cookies (galletas americanas) a lo largo de los años y me quedo con mis "cookies para desesperados" y esta otra que os traigo hoy, que he llamado "cookies pecado" porque son una bomba, pero son perfectas para darse un gusto del bueno. Para estas me basé en una receta americana de pynchofyum.
Hace ya muchos años hice una receta de galletas americanas que me gusta porque lleva menos mantequilla de lo habitual y es una receta rapidísima; por eso las llamo "cookies para desesperados". Nunca he tenido quejas, más bien todo lo contrario, pero os explico para que podáis elegir: Las Pecado quedan crujientes en los bordes y húmedas por dentro, con más altura, mientras que las de desesperados quedan más abizcochadas y más planas. Y se tarda el mismo tiempo en hacer unas y otras (¡menos de 30 minutos!); son rápidas porque se puede fundir la mantequilla, no hace falta esperar a que se ponga blanda a temperatura ambiente.

Como suelo hacerlas cuando tengo invitados o para regalar, siempre hago el doble, pero con estas cantidades salen 12-20, según el tamaño; evidentemente podéis hacer la mitad, el doble o lo que queráis ;)

  • 113 g de mantequilla con sal
  • 100 g de azúcar blanco (o moreno)
  • 50 g de azúcar mascabado (panela, azúcar moreno húmedo)
  • 1 cucharadita de vainilla
  • 1 huevo
  • 120 g de harina (no de fuerza; harina de trigo normal y corriente refinada)
  • 1/2 cucharadita de levadura química
  • 1/3 cucharadita de sal fina
  • 75-100 g de chocolate (yo mezclo puro y de leche para dar más contraste y que no quede demasiado dulce; no hace falta comprar chips, se puede trocear una tableta)

La preparación:

1. Fundimos la mantequilla en el microondas o al fuego; ¡que no hierva! Calentamos hasta que más de la mitad se haya fundido y el resto esté blando y se funda con el calor residual al remover. Menos de un minuto en el microondas debería ser suficiente para esta cantidad.


2. Batimos bien la mantequilla y el azúcar para disolver el azúcar y hacer una crema, recomiendo usar varillas o batidora. 


3. Añadimos la esencia de vainilla y el huevo y batimos durante unos 10-15 segundos a velocidad mínima, para no pasarnos con el huevo, o las galletas quedarán duras.


4. Ahora añadimos la harina, la levadura química y la sal y mezclamos. Yo en este paso dejo la batidora y mezclo a mano con una espátula, para no arriesgarme a que el huevo se lo tome a mal y me arruine la receta. Vamos mezclando hasta que la masa quede húmeda pero manejable, sin nada de harina sin mezclar.


5. Ahora incorporamos los trozos de chocolate y mezclamos. Como digo, no hace falta que sean chips, vale con una tableta de chocolate troceada a cuchillo. Y yo mezclo chocolate puro y con leche para no pasarme de dulce y crear contraste.


6. Ahora toca formar bolas con la masa; yo las hago aproximadamente del tamaño de una nuez grande, pero podéis experimentar y ver cómo os gustan.


7. Las colocamos sobre papel de hornear en una llanda (bandeja para horno) con distancia entre ellas, porque se expanden en el horno. 6-9 bolas por bandeja, según el tamaño de tu horno. Yo no las hago todas a la vez; cuando saco una remesa del horno, la pongo a enfriar y meto la siguiente al horno.


8. ¡A hornear! El horno debe estar precalentado a 180º y a las galletas les daremos 9 minutos, como mucho 11, si tu horno va flojito, con calor arriba y abajo, sin ventilador, y en la mitad del horno. Si te pasas también estarán buenas, pero ya no tendrán la textura húmeda y blandita por dentro. Son muy frágiles recién salidas del horno, por cierto.

9. Lo más difícil: Las dejamos reposar y enfriar sobre una rejilla durante una media hora (puedes trasladarlas con una espátula metálica o no moverlas del papel). Pasado ese tiempo estarán mucho más buenas, habrán quedado crujientes en los bordes y serán manejables.


¡Y ya está! Dicen que las galletas se pueden congelar y que aguantan bien en un recipiente hermético. Nunca he tenido ocasión de comprobarlo porque desaparecen ;)


  ¡Buen provecho!

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lunes, 11 de mayo de 2020

Brazo de gitano del día de la madre


Ayer fue el día de la madre aquí en Dinamarca, una semana más tarde que en España. Para celebrarlo sorprendí a mi suegra con esta brazo de gitano, pionono, rollo, tronco, o como se llame en tu zona. Aquí en Dinamarca se llama roulade, que viene del francés "gâteau roulé" y significa pastel enrollado.

El bizcocho lo hice de chocolate y el relleno de fresa natural con un poquito de nata endulzada con mermelada para mantenerlo húmedo y cremoso. Según mi suegra, quedó "celestial". La receta original es danesa y la encontráis aquí.

Ya veréis que en realidad es muy fácil; si lo puedo hacer yo con los brazos como los tengo, los puede hacer cualquiera. La decoración la hacéis a vuestro gusto; yo escribí "svigermor"  (madre política) con glaseado y utilicé un par de fresas para dar color. También podéis cubrir con chocolate o simplemente dejarlo con el azúcar. 

Para el bizcocho:
  • 4 huevos
  • 140 g de azúcar
  • 70 g de harina
  • 35 g de cacao en polvo
  • Un pellizquito de levadura química (la puntita del cuchillo y ya)
Para el relleno:
  • 2 dl de nata para montar
  • 2 cucharadas de mermelada de fresa
  • Aprox. 300 g de fresas
  • Azúcar

La preparación:

1. Batimos el huevo y el azúcar para que se disuelva bien el azúcar y para ganar aire y volumen en la mezcla. Yo le doy 5 minutos con varilla eléctrica.


2. Mezclamos la levadura, el cacao y la harina y tamizamos sobre el huevo con azúcar. Entonces mezclamos, pero nada de batir, solo movimientos envolventes delicados para humedecer los ingredientes secos sin perder el aire.


3. Cuando ya no quede nada de harina sin mezclar y la masa esté húmeda y brillante, extendemos sobre papel de horno en una bandeja para horno. Nos aseguramos de que esté todo nivelado y uniforme. Tiene que ser un bizcocho fino, no más de 1 cm de ancho, para poder enrollarlo. ¿Veis las burbujitas de aire?


4. Horneamos a 200º durante 8 minutos en el horno precalentado con calor arriba y abajo. Como los hornos no son todos iguales, habrá que estar atento por si necesita un minuto más o menos. Después dejamos enfriar sobre una rejilla y en el papel de horno.


5. Mientras tanto preparamos el relleno. Montamos la nata un poco más de lo normal, pero sin que se nos haga mantequilla. Cuando está montada, la mezclamos con la mermelada. Reservamos en el frigorífico.

6. Cuando el bizcocho haya enfriado, podemos despegar el papel de horno con cuidado. Espolvoreamos un nuevo trozo de papel de horno con azúcar y trasladamos el bizcocho a ese papel; así se le pega ya el azúcar y no hay que moverlo demasiado cuando esté listo.

7. Untamos una cara del bizcocho (la más feíca) con la nata. Sobre la nata vamos colocando las rodajas de fresa; yo hago filas donde pongo una boca arriba y una boca abajo.

8. Enrollamos con mucho cuidado y decoramos al gusto.
* Si queréis hacer vuestro propio glaseado para escribir, solo hay que mezclar 250 g de azúcar glas tamizado y 50 g de clara de huevo (pasteurizada, importante). Se mezcla bien con batidora (al mínimo), varillas o cuchara hasta que espese. No queremos aire en esta mezcla. Para saber si está listo, haz una raya en la mezcla con una cuchara; si la raya casi no desaparece, el glaseado tiene la textura necesaria. Metemos a una bolsa de plástico, cortamos la puntita y a escribir o dibujar.

9. Lo ponemos a enfriar un rato o hasta que se vaya a comer. Si podéis taparlo de alguna manera, mucho mejor, para que no tome olores del frigo. Yo lo pongo a enfriar en una bolsa térmica con cubiteras por bajo.



  ¡Buen provecho!

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miércoles, 6 de mayo de 2020

Panecillos coreanos: Roll-ppang


Bueno, no es cocina coreana tradicional, sino una invención más bien moderna; los aprendí gracias a Maangchi, una cocinera coreana genial, y ella les dio el nombre de 롤빵, que es algo así como rollos de pan, de ahí la americanización "roll-ppang" (ppang es "pan" en coreano). Total, que fuera como fuese, estos panecillos coreanos son muy sencillos de hacer y están tremendos; esponjosos y buenísimos de sabor. Sirven para acompañar con dulce y con salado por igual.
Me apeteció probarlos porque usa una técnica diferente a las que tengo costumbre de emplear al hacer masas; calienta mantequilla al fuego y después disuelve la levadura. Me encantaron. Eso sí, la receta original usa medidas americanas, y al convertirlas, no cuadraba la textura de la masa, que era demasiado blanda y pegajosa, así que probé un par de veces para tantear y concluí que las conversiones se quedaban un poco cortas y hacía falta más harina (también puede depender del tipo de harina). (Esta receta es con harina corriente; si utilizas harina de fuerza, sobra con 180 g de harina + 30 para después.) Aquí tenéis la receta con mis modificaciones. Para seis panecillos:

  • 3 cucharadas de mantequilla, unos 25 g
  • 140 ml de leche fría
  • 2 cucharadas de azúcar
  • 1/4 cucharadita de sal en escamas
  • 1 huevo
  • 2 cucharaditas de levadura activa seca
  • 200 g de harina de trigo + 35-40 g de harina para después
  • 1 huevo más para pintar


La preparación:

1. Calentamos la mantequilla en una cazuela al fuego; sin quemarla ni hervirla, solo para que se vaya fundiendo.


2. Apagamos el fuego y apartamos un poco la cazuela; añadimos el azúcar, la leche y la sal. Mezclamos bien hasta que todo se haya disuelto en la leche.


3. Cascamos el huevo y lo mezclamos bien con lo anterior.

4. Agregamos la levadura activa seca, mezclamos un poco, dejamos reposar 1 minuto y terminamos de mezclar. Nos aseguramos de disolver los grumos que se formen.


5. Incorporamos los primeros 200 g de harina y mezclamos muy bien para que todo quede incorporado sin dejar nada de harina cruda sin mezclar. La masa resultante será muy pegajosa en esta fase. Tapamos la cazuela y le damos 1 hora de levado para que se active la levadura y fermente.


6. Pasado ese tiempo, la masa habrá doblado en volumen. La desgasificamos simplemente manejándola con las manos durante un par de minutos para sacar el aire y le damos 30 minutos más de levado, otra vez con la cazuela tapada.


7. Volvemos a desgasificar con las manos amasando un par de minutos; la masa aún será pegajosa. Entonces esparcimos los 35-40 g restantes de harina y colocamos la masa sobre la harina. Amasamos e integramos durante otro par de minutos; la masa deberá tomar más cuerpo y volverse más suave y mucho menos pegajosa.


8. Formamos una bola con la masa, enharinamos la superficie con la harina que tenemos sobre la superficie de trabajo y cortamos en 6 porciones del mismo tamaño (2 mitades y tercios en cada mitad).


9. Agarramos una porción y la vamos estirando entre las manos y sobre el mostrador hasta conseguir una longaniza cilíndrica de unos 20 cm de largo.

9. Ahora toca enrollarlas; básicamente hay que hacer una espiral, yo lo hago alrededor de mi dedo para conservar el agujero abierto, ya que uno de los extremos lo introduciremos por la base y lo sacaremos por arriba. Y si no, enrollado en espiral está perfecto también; realmente les puedes dar la forma que quieras. Eso sí, nos aseguramos de unir los extremos al resto de la masa al final para que no se abra la caracola al hornear. La masa en blanda y aún algo pegajosa, aunque mucho menos; es normal. Si te cuesta darles forma, mánchate las manos con un poco de polvo de harina.


10. Colocamos las caracolas en una bandeja o un recipiente apto para horneado, da igual si es cuadrado, rectangular, redondo, ovalado... Si es un recipiente donde piensas que se puedan pegar, pon primero un trozo de papel de hornear sobre el fondo. Tienen que quedar cerca, pero con espacio para crecer, porque les vamos a dar 60 minutos de levado. A la media hora parecerá que ya han crecido lo suficiente, pero hazme caso, dales la hora entera para que los ingredientes de la masa hagan su trabajo.


11. Precalentamos el horno durante 5 minutos a 180ºC, pintamos la superficie con el huevo batido (en la receta original es solo con la clara) y horneamos durante 15-17 minutos, hasta que la superficie tenga un bonito color dorado.

12. Volvemos a pintar con huevo y les damos un último minuto.

 ¡Buen provecho!


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sábado, 2 de mayo de 2020

Tikka masala de pollo


Hay un restaurante en Odense, aquí en Dinamarca, donde llevamos muchos años celebrando aniversarios y cumpleaños. Nos gustaría ir más a menudo, pero desde que nos mudamos a otra isla, hemos tenido que dejarlo para ocasiones especiales. 

Es un restaurante indio, se llama Paprika, y la estrella del sitio, Abdul Manan, ha tenido a bien hacer un vídeo para todos los que echan de menos su comida durante esta cuarentena. Por supuesto, en cuanto lo vi, supe lo que íbamos a comer al día siguiente ;)

Parece muy elaborado, pero en realidad es fácil y bastante rápido, solo es cuestión de tener los ingredientes adecuados. 
Así que, si te animas, aquí tienes la receta traducida y aquí el vídeo en inglés.

Para el pollo masala:
  • 2 pechugas de pollo
  • 1 cebolla
  • 2 tomates
  • 1 estrella de anís
  • 1/2 rama de canela 
  • 1 hoja de laurel
  • 1/3 cucharadita de semillas de cilantro
  • 1/3 cucharadita de semillas de comino
  • 1/3 cucharadita de semillas de fenogreco
  • 1 cucharadita de pasta de ajo y jenjibre (o media de cada)
  • 1 dl de aceite vegetal (de sabor suave)
  • 1/2 cucharada de sal
  • 1/2 cucharada de cúrcuma en polvo
  • 1/2 cucharada de garam masala
  • 1 cucharada de azúcar (o miel)
  • Guindilla en polvo al gusto
  • 1 lata de tomate triturado con trozos
  • 1 dl de yogur
  • 1/2 lima
  • 1 dl de nata (opcional)
  • Un pellizco generoso de fenogreco

Para el marinado tikka:
  • 1/2 cucharada de azúcar
  • 1/2 cucharadita de cúrcuma en polvo
  • 1 cucharadita de tandori masala
  • 1/2 cucharadita de garam masala
  • 1 cucharadita de pasta de ajo y jenjibre (o media de cada)
  • 1 cucharada de aceite vegetal
  • 1 dl de yogur
  • Zumo de 1/2 lima
  • Un pellizco generoso de fenogreco
  • Guindilla en polvo al gusto

Acompañamiento:
  • Arroz basmati o pan naan
  • En el último paso os doy opciones de como adornar con cebolla morada, cebolleta, cilantro fresco, jengibre fresco, salsa de yogur de menta y chutney de mango.



La preparación:

1. Cortamos la pechuga de pollo en 4 trozos grandes cada una. 

2. Mezclamos todas las especias del marinado y probamos por si hubiera que rectificar o quisiéramos más picante.



3. Embadurnamos el pollo bien con la salsa de marinado y lo ponemos a cocinar. Tradicionalmente sería en un horno tandoori, pero en casa podemos hacerlo en el horno a 200º durante unos 20 minutos (gíralos hacia la mitad del tiempo) o en la freidora de aire. Yo los puse en la broncheta y me di cuenta de que tenía el horno ocupado, así que tuve que hacerlos en un recipiente de barro en mi freidora de aire.


4. Mientras tanto, pasamos a la salsa masala: Echamos las especias a la sartén, después el aceite y, cuando esté caliente, la cebolla en juliana gruesa. Cocinamos durante unos 10 minutos, movemos de vez en cuando.


5. Añadimos los tomates cortados en dados, freímos mientras removemos y echamos una cucharadita de pasta de jengibre y ajo, o jengibre chafado y ajo prensado. Después añadimos la sal, la cúrcuma, el garam masala, el azúcar, guindilla al gusto y mezclamos.


6. Incorporamos a la salsa el contenido de la lata de tomate y el yogur y mezclamos.


7. Introducimos nuestros trozos de pollo, los mezclamos con la salsa y lo dejamos un poco al fuego para que se integren los sabores. Empezaremos a notar la grasa del yogur y el aceite en la superficie, eso quiere decir que casi está; es el momento de escurrirle media lima por encima y, para hacerlo más cremoso, Abdul añade nata, pero eso ya a gusto de cada uno; yo prefiero poner más yogur y no añadir nata. Por último añadimos un buen pellizco de hojas de fenogreco y mezclamos bien.


8. Ya solo queda servir. Si lo queremos con arroz, servimos arroz basmati hervido en la base de un cuenco o plato, entonces servimos el pollo con la salsa y completamos con cilantro fresco al gusto, varillas finas de jengibre fresco, cebolla morada en juliana, cebolleta en aritos, salsa de yogur de menta y una buena cucharada de chutney de mango. Yo además asé tiras de pimiento de guarnición.




  ¡Buen provecho!

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