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domingo, 17 de abril de 2022

Jornada taiwanesa


Hace un par de fines de semana hicimos inmersión en la gastronomía taiwanesa. Y es que, para el viaje a Taiwán con Cocinas del mundo, me fue imposible limitarme a una receta. No es de extrañar; tengo debilidad por la cocina asiática. 
Tenía una elegida, pero para ir calentando motores, hice 3 recetas más y me quedé con otras tantas en el tintero. Total, que fue un fin de semana taiwanés completo.

Lo he disfrutado muchísimo porque, en los últimos meses, he participado en el reto siempre con prisas. La semana pasada, el médico me dijo que debo darle prioridad a hacer más cosas que me hagan sentir bien. Me lo tomé en serio y he estado cocinando por placer, como antes.

Así que os traigo, por una parte, San Bei Ji, o pollo de las 3 tazas, que es algo así como el "arroz tres puñaos" de mi pueblo, pero de Taiwán. Y, también os enseño otras cosillas que he preparado con la excusa del viaje; un desayuno típico de Taiwán (con algunos elementos comunes en China en general) y unos panecillos de boniato preparados al vapor y, algunos de ellos, rellenos de carne fermentada.

Como siempre, estuve investigando por varios canales, pero sobre todo utilicé esta web, Rasamalasya, en concreto de aquí, aquí, aquí y aquí, y también este vídeo. El vídeo para aprender la técnica, porque el audio no lo entiendo, claro.

Empecemos con el pollo, que fue mi receta elegida, al fin y al cabo: 

Pollo San Bei Ji o sanbeiji, 三杯雞

Ya la hemos repetido un par de veces, añadiendo almendras y setas (que me perdonen los taiwaneses). En casa la llamamos "pollo tres puñaos". Con estas cantidades salen 2-3 raciones y se recomienda acompañar de arroz de grano largo.

  • 400 g de pollo
  • 2 cucharadas de aceite oscuro o tostado de sésamo para cocinar
  • Un trozo de jengibre fresco de unos 5 cm 
  • 6 dientes de ajo (por mí, más. Queda blando, dulce y delicioso, nada fuerte; como asado)
  • 1,5 cucharadas de salsa de soja
  • 1,5 cucharadas de kecap manis, salsa de soja dulce y espesa
  • 1,5 cucharadas de vino de arroz para cocinar chino, shaoxing o shao shing
  • Un puñado de hojas de albahaca fresca tailandesa

Apuntes: 

La esencia de este plato está en sus ingredientes tradicionales; si no tienes kecap manis, jengibre fresco o albahaca tailandesa, no te recomiendo hacerlo, la verdad. Te saldría un plato de pollo, no te digo que no esté bueno, pero no sería en absoluto comparable al sabor de la receta tradicional. La albahaca tailandesa tiene tonos cítricos, casi me recuerda a la regaliz. La albahaca italiana y similares no sirven. Por otra parte, el vino chino para cocinar recuerda a un jerez, así que eso sí podría sustituirse si no queda otra.

El corte de pollo: En occidente usamos mucho la pechuga, mientras que en Asia ese es el corte menos apreciado y utilizado. Para este plato se usa un pollo entero troceado, pero yo quería hacer menor cantidad y usé contramuslos de pollo deshuesados y sin piel. Puede que la piel y los huesos aporten sabor, pero a mí me gustan los trozos de carne limpios, además, así es más rápido y no se me enfría la comida peleándome para sacar la carne. Si usas trozos con hueso, tenlo en cuenta y usa más de 400 g, porque el hueso, pesa.

Si usas pechuga, hay varios trucos para que quede más tierna. Uno de ellos es mezclar los trozos con 1 cucharada de bicarbonato sódico apto para uso alimentario y dejarlo reposar 10 minutos.

La preparación:

1. Troceamos el pollo (tradicionalmente los pedazos no son de bocado, sino más grandes).

2. En una cazuela de barro o, en su defecto, en un wok, calentamos las dos cucharadas de aceite de sésamo.

3. Freímos en el aceite los dientes de ajo enteros pero pelados y las láminas de jengibre fresco hasta que se desprenda de ellos su aroma. Primero te llegará el aroma a sésamo, después a jengibre y, por último, a ajo. Mueve de vez en cuando para que no se queme.

4. Añadimos el pollo troceado y le damos un par de menos para que coja color y se mezcle con los aromáticos.

5. Incorporamos entonces la mezcla de líquidos: salsa de soja, vino de arroz y kecap manis. Removemos para mezclar con los demás sabores. Tapamos, bajamos el fuego y le damos unos 5-10 minutos a fuego lento para que se termine de cocinar el pollo.

6. Finalmente, añadimos las hojas de albahaca fresca tailandesa, damos un último meneo para mezclar los ingredientes y servimos bien caliente.

Fácil y rápido. Lo esencial es tener los ingredientes correctos. Acompañamos con arroz blanco y listo.


Desayuno taiwanés

Además del pollo, hice un desayuno típico taiwanés. Consiste en pan de cebolleta (cong you bing 蔥油餅), leche de soja y huevos de té, 茶叶蛋, o cha ye dan, que son huevos infusionados con salsa de soja, té chino pu-erh o negro, canela en rama, anís, clavo, polvo chino de 5 especias y azúcar. Muy interesante. Y el olor de la infusión daba paz y calma. Estas recetas las publicaré en cuanto pueda; de momento os dejo un resumen visual.



Y por último:

Panecillos de boniato al vapor: Mantou, 馒头

También hice varias veces mantou, 馒头, que son panecillos al vapor. Nos gustaron a todos, pero a mi hijo, el que más. En este caso, fueron panecillos de boniato, tiernos y deliciosos; algunos sin nada y, otros, rellenos de carne fermentada vietnamita; de diferentes tamañosEstas recetas las publicaré en cuanto pueda; de momento os dejo un resumen visual.


 ¡Buen provecho!

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domingo, 21 de marzo de 2021

Curry malayo de pollo: Chicken Rendang


¡Menudo descubrimiento! A lo largo de los años, gracias a los viajes con Cocinas del mundo, he encontrado algunas recetas que se han convertido en clásicos en casa; definitivamente esta va a ser una de ellas. Nos hemos ido hasta Kuala Lumpur y yo me he traído este curry de pollo. Los currys malayos son una combinación perfecta entre los sabores fresquísimos y ligeros de los currys tailandeses y la cremosidad de los currys indios. Nos ha conquistado por completo.


He de decir que la receta en sí es facilísima de hacer, pero requiere que se respeten los ingredientes. Si te molestas en buscar los ingredientes y los tratas debidamente, el resultado es espectacular: Un curry de lo más aromático y sabroso. ¡Vale la pena! Y te lo explico todo más abajo.

El Rendang se puede hacer con diferentes tipos de carne; este es de pollo: Chicken Rendang. La receta la saqué de aquí, pero muchas de las medidas eran demasiado imprecisas y las he concretado aquí en mi versión. Asimismo, veréis que el color del Rendang puede ser más o menos rojo según la cantidad de chili que se le ponga. La receta original decía 10 chilis, y a mí me gusta el picante, pero sabía que mi vikingo no podría comérselo, así que usé medio chili con sus semillas y saqué a la mesa chili en polvo para mí. A consecuencia de ese cambio, el color de mi curry no quedó tan vibrante, pero para compensar un poco, añadí media cucharadita de cúrcuma en polvo. Así que ya sabes, a más rojo, más picante.

En teoría da para 4 comensales, aunque yo diría más bien 3, porque está tan bueno, que acabamos repitiendo, pero me viene perfecto, porque ahora tengo mi almuerzo de mañana solucionado. 

Para la pasta fresca de especias:
  • Unos 100 g de chalotas
  • Unos 15 g de galangal fresco
  • Unos 15 g de jengibre fresco
  • 3 tallos de citronela (lemongrass)
  • 4 dientes de ajo
  • Chili fresco con sus semillas al gusto, en mi caso 1/2 grande, equivalente a 3 pequeños.
Para el curry:
  • 600 g de pechuga de pollo sin huesos ni piel
  • 1 palo de canela
  • 3 clavos
  • 3 estrellas de anís
  • 3 vainas de cardamomo
  • 5 hojas de lima kaffir o combava
  • 1 tallo de citronela
  • 5 cucharadas de kerisik (pasta de coco tostado; te explico cómo hacerla si no la encuentras)
  • 250 g de leche de coco
  • 250 g de agua
  • 70 ml de aceite vegetal
  • 1 cucharada de azúcar (o más, al gusto)
  • 1 cucharadita de sal, o al al gusto
  • 1/2 cucharadita de cúrcuma en polvo para dar color
Guarnición:
  • Arroz tipo basmati o jazmín, hervido

Aclaraciones sobre ingredientes:

Como digo, la receta en sí es muy fácil y da muy buen resultado si se usan los ingredientes correctos de la forma adecuada. Así que preparemos los ingredientes:

* El kerisik o pasta de coco lo podemos comprar o hacer en casa; yo lo hice casero y quedó genial. En Malasia e Indonesia se hace con coco fresco, pero si solo tenemos coco deshidratado, también podemos hacerlo; os cuento el truco. Se trata de tostar el coco en virutas en una sartén y luego machacarlo bien en un mortero para que el coco suelte su grasa y se forme una pasta húmeda. 
5 cucharadas generosas de coco deshidratado y 1/2 cucharada de aceite de coco se convirtieron en 2-2,5 cucharadas de pasta de coco. Tostamos las virutas de coco deshidratado en una sartén sin aceite (¡con cuidado de no quemarlo para que no amargue!). Así lograremos el sabor caramelizado. En el fondo del mortero colocamos el aceite de coco, que estará en forma sólida, como cera, pero se fundirá con el calor del coco. Le damos guerra al coco en el mortero para pulverizar y mezclar con el aceite. Cuando terminemos, tendremos nuestra pasta húmeda y deliciosa.


* El galangal es una raíz parecida al jengibre, pero con unos toques cítricos especiales. En otras recetas puede sustituirse por jengibre y ralladura de lima, pero aquí no lo recomiendo. Yo tengo siempre galangal ya pelado y en rodajas en el congelador.

* La citronela (lemongrass) es un tallo muy duro y solo se usa la parte blanca y tierna que aparece al pelar las capas más duras. Pero el resto lo podemos aprovechar en sopas e infusiones para dar sabor.

* Existen muchos tipos de chalotas, de forma redonda o alargada, más grandes y más pequeñas, moradas o blancas... Pero todas son cebollas dulces. En los platos indios, se suelen usar las alargadas, y en la cocina tailandesa, malaya, indonesia, etc. se usan más las que parecen ajo. 

* Las hojas de lima kaffir son hojas de un limonero especial común en el sudeste asiático; el fruto es una lima muy arrugada. Pero lo que necesitamos para el curry es la hoja. Yo las compro frescas en tiendas asiáticas y las congelo o compro paquetes ya congelados. Son increíblemente aromáticas y el olor es delicioso, y evidentemente, el sabor que aportan, también lo es.



Y ahora sí, pasemos a la preparación:

1. Para preparar la pasta fresca de especias, vamos a picar los ingredientes: Las chalotas peladas y cuarteadas, galangal fresco o descongelado pelado, jengibre fresco pelado, la parte tierna y blanda de la citronela, los dientes de ajo y el chili fresco. Se puede hacer a mano, pero tiene que quedar finísimo, así que recomiendo usar una picadora eléctrica. 


2. Calentamos el aceite en una sartén antiadherente e incorporamos la pasta fresca de especias del paso 1. Inmediatamente añadimos también la canela, el clavo y el cardamomo y el anís. Lo movemos para que se mezclen los sabores y despidan su aroma.


3. Entonces incorporamos el pollo troceado (trozos de tamaño de bocado) y la parte tierna de la citronela, que en este caso habremos golpeado y cortado en tiras para liberar su fragancia. También podemos echar ya las hojas de kaffir y la pasta de coco y removemos para mezclar bien con el resto. Si rompemos un poco las hojas de lima, mejor, porque soltarán todavía más aroma. Mezclamos bien con las especias y en seguida vertemos el agua y la leche de coco y le damos unos 5 minutos a fuego medio para se cocine a medias.
* La leche de coco puede salir del paquete más líquida o más entera según la marca, la temperatura ambiente... No importa; se mezcla y listo.


4. Bajamos entonces el fuego a medio-lento y le damos 30 minutos de cocción, hasta que casi todo el líquido se haya evaporado.
La receta original dice que tapado, y puede que sobre fuego abierto sea necesario, pero en mi experiencia, en una cocina moderna con vitrocerámica, el líquido no se evapora tan rápido, así que no lo tapo y además es posible que necesites subir un poco el fuego a medio y/o darle 10 minutos más. Ah, y como os decía al principio, no usé mucho chili, así que añadí color con media cucharadita de cúrcuma en polvo.
Puedes servirlo más húmedo o más seco, a tu gusto. A mí me gusta que quede algo de salsita para mezclar con el arroz, así que no dejo que se evapore todo el líquido.


¡Y ya está! Solo queda servir sobre una cama de arroz hervido tipo asiático y a disfrutar mientras está caliente.

¡Buen provecho!

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sábado, 27 de febrero de 2021

Tallarines con pak choi


Este plato lo he improvisado para probar estos tallarines de taro que he encontrado esta mañana en una tienda tailandesa. Es un wok, pero no tiene nada que ver con el que hago habitualmente.
Me he traído a casa pak choi, también conocido como bok choi y repollo chino, y setas enoki. Por lo demás, he improvisado una salsa y he usado unas albondiguillas que hice con lo que me sobró del relleno de mis últimos wantons. Os explico cómo las hice, pero también podéis usar pechuga de pollo, gambas y otras proteínas.

Nos ha gustado mucho el resultado, la verdad. Así que me he apuntado lo que he hecho para poder repetirlo, si no igual, parecido. Salen 4 raciones.

  • 300 g de tallarines frescos de taro
  • 300 g de pak choi (bok choi/repollo chino)
  • 180-200 g de albondiguillas asiáticas (u otra proteína)
  • 100 g de setas enoki
  • 2 cebolletas
  • 1 cucharadita de jengibre rallado o en pasta
  • 2-3 dientes de ajo
  • 1 cucharada de aceite de girasol
  • 1 cucharada de aceite de sésamo

Para la salsa:
  • 80 ml de agua templada o caliente
  • 3 cuchadas de salsa hoisin
  • 2 cucharadas de salsa de soja
  • 2 cucharadas de polvo tailandés de caldo de pollo concentrado (o 1/2 pastilla)

Como decía, las albondiguillas las hice con sobras del relleno de mis últimos wantons; la receta es como para mis gyoza, pero os explico rápido los cambios que hice la última vez y con los que hice las albondiguillas:
Al relleno de las gyoza le añadí una cucharada de pasta de tomate concentrado y la salsa habitual la sustituí por vino blanco, salsa de soja, jengibre fresco picado muy fino y machacado, salsa de soja dulce (tailandesa), pasta de gambas tailandesa, aceite de girasol y un poco de guindilla. 


La preparación:

1. Preparamos las verduras: Separamos las setas y las enjuagamos; cortamos el pak choi en cuartos y lo lavamos; cortamos la cebolla en aros finitos, prensamos el ajo y rallamos el jengibre. Reservamos.


2. Calentamos 1 cucharada de aceite de girasol en el wok y cocinamos las albondiguillas a fuego medio-lento y tapadas, para que se cueza por dentro y tomen color por fuera. Las sacamos y reservamos.


3. En el mismo wok, calentamos 1 cucharada de aceite de sésamo, subimos a fuego medio-alto y añadimos las verduras que hemos preparado. Mezclamos y salteamos durante un par de minutos. 


4. Mientras tanto, cocemos los tallarines. Seguiremos las instrucciones del paquete, pero si son frescos como los míos, no tardarán más de 3-4 minutos en agua ya hirviendo.


5. Añadimos la salsa ya mezclada al wok, movemos y tapamos para que no se evapore y la verdura se ablande un poco más. Le damos un par de minutos. Cuando esté listo, apartamos del fuego e incorporamos las albondiguillas para que se temple.


6. Servimos los tallarines en los platos; repartimos las verduras y las albondiguillas y también la salsa para dar sabor a los tallarines.

¡Buen provecho!

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Yo suelo hacer de más y guardo para la comida del día siguiente :)


Bergua*


viernes, 22 de enero de 2021

Curry tailandés básico


Esta receta es un curry verde tailandés hecho a mi manera; a mi gusto y sin ingredientes difíciles de conseguir, para poder hacerla en cualquier momento que nos apetezca. Además la preparación es muy fácil, apto para principiantes, y los sabores son suaves.

Así que es un curry básico y sencillo para poder prepararlo en cualquier momento y, por supuesto, delicioso. Es un plato muy cargado de verduras, aunque si tú quieres puedes reducir verduras y usar más carne, y es cómodo de cocinar porque la fase más larga de cocinado no es larga en realidad (25 minutos) y se hace en el horno cómodamente, sin ensuciar ni tener que estar muy pendiente.

A menudo uso cebolla en lugar de puerro, si no tengo puerro a mano, o uso mitad y mitad. La pasta de curry que usé en el plato de las fotos era pasta verde, pero si solo tienes pasta roja, pues lo conviertes en un curry rojo y listo. Los componentes de cada pasta de curry varían medianamente según la marca, pero los sabores son similares. Eso sí, para esta receta es importante usar leche de coco entera, no light; los currys tailandeses ya son poco espesos de por sí en comparación con los indios, por ejemplo, y necesitamos todo el sabor y la textura de una buena leche de coco para crear nuestra salsa.

Da para 4 raciones, con arroz de guarnición.

  • 450 g de pechuga de pollo
  • 200 g de pimiento rojo ya cortado (2 italianos o 1 morrón)
  • 200 g de puerro ya limpio y cortado (1 o 2 según el tamaño)
  • 200 g de calabacín ya cortado
  • 2 dientes de ajo
  • 1-2 guindillas tailandesas pequeñas frescas o secas (o lo que os guste y toleréis)
  • 1 cucharadita de jengibre fresco rallado o pasta de jengibre
  • 2 cucharaditas de pasta de curry verde
  • Sal y pimienta al gusto (1/2 y 1/2, más o menos)
  • 2 cucharadas de aceite vegetal, por ejemplo de coco
  • 400 ml de leche de coco entera (no light para esta receta)
  • Cilantro fresco al gusto
  • Opcional: cacahuetes
Guarnición: 
  • Arroz blanco asiático, tipo basmati o jazmín

La preparación:

Una de las cosas que más me gusta de esta receta es que podemos dejar todas las verduras y especias listas de antemano hasta que vayamos a cocinar. 

1. Lavamos y vaciamos los pimientos, cortamos en tiras finas y las tiras en trozos más cortos. Cortamos el calabacín en cuadraditos, con o sin piel, al gusto; yo prefiero conservar la piel porque es donde está gran parte de las vitaminas, pero a veces uso sobras de otras recetas y entonces está pelado. Cortamos el puerro en rodajas medio finas y enjuagamos bien para que no lleve nada de tierra.

2. En el recipiente de las verduras echamos también el ajo prensaldo, el jengibre rallado o en pasta, sal y pimienta, pasta de curry y guindilla picadita. Reservamos en el refrigerador.


3. Cuando vayamos a cocinar, calentamos el aceite a fuego medio-alto y sellamos las pechugas enteras (o en trocitos, si preferimos) en una sartén o cazuela (preferiblemente una que pueda meterse también al horno); solo queremos dar color, no hay que cocinar el pollo. Sacamos de la sartén y reservamos.

* Mientras tanto precalentamos el horno a 190°C.

4. Bajamos el fuego a medio, calentamos un poquito más de aceite si hace falta, y pochamos las verduras con las especias; mezclamos bien mientras se cocinan; unos 5-8 minutos en total, tapadas, hasta que se hayan ablandado y reducido un poco.

5. Si hemos usado una cazuela apta para horno, simplemente incorporamos la leche de coco a la cazuela, removemos, incorporamos también el pollo, y metemos al horno precalentado a 190°C durante 25 minutos.

- Si hemos usado una sartén con partes de plástico u otro recipiente no apto para horno, transferimos a uno apto y hacemos lo mismo: Añadimos la leche de coco, removemos, incorporamos el pollo y metemos al horno precalentado a 190°C durante 25 minutos.

* El tiempo puede  variar un poco según el tamaño de las pechugas; si son pequeñas o van troceadas, tardarán menos, probablemente 15-20 minutos.

6. Finalmente sacamos del horno y espolvoreamos con cilantro fresco un poco picado y cacahuetes, o si lo preferimos, sacamos a la mesa tarritos con cacahuetes y cilantro un poco picados para que lo añada quien quiera.

- El arroz de acompañamiento lo hervimos mientras el plato está en el horno.


* Y si un día os apetece variar y hacer un curry rojo, como este de la foto, todo el secreto está en cambiar la pasta de curry verde por pasta de curry, y yo también le añado una cucharada de pasta concentrada de tomate; por lo demás, todo igual. Sabores parecidos, pero diferentes, y buenísimo.



¡Buen provecho!

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jueves, 1 de octubre de 2020

Sopa china de verduras


Esta sopa tiene su origen en dos recetas chinas auténticas; siempre que pedíamos esas sopas para llevar, acababa mezclándolas en casa y me las tomaba juntas, así que decidí recrear la receta con los elementos de las dos, y así la hago siempre en casa.

Una es la sopa Pekín, parecida a la agripicante, y que suele llevar trocitos de pato también, y la otra es sopa de huevo batido, que a menudo también lleva trocitos de pollo. Pero mi versión es vegetariana y muy rápida de preparar. La sopa de huevo batido también es común en otros países asiáticos, como Japón, y solo cambia el nombre y a veces algún detalle menor, pero suele llevar huevo y cebolleta. Estas sopas también llevan tradicionalmente almidón de maíz o de patata para espesar, pero lo omito.

Las primeras veces que intenté recrear estas sopas, no terminaba de quedar satisfecha y no sabía por qué. Al final lo resolví; ¡el ingrediente secreto es el jugo de maíz dulce!

Con estas cantidades da para 2-4 comensales, según si se sirve como plato principal o no, si es comida o cena, etc. Yo siempre hago de más y así tengo sobras para el día siguiente.


  • 150 g de maíz dulce en lata
  • 2 zanahorias
  • 2 cebolletas
  • 4-5 setas chinas negras secas en tiritas/trocitos (4 cucharadas si ya van en tiras)
  • 2 huevos
  • 1 cucharada de caldo de verduras en polvo (muy común en la cocina asiática)
  • 1 cucharada de salsa de soja
  • Opcional (lo añado a veces): 1/2 cucharadita de jengibre fresco rallado, 1/2 cucharadita de aceite de sésamo.
* No suelo añadir sal porque ya lleva en el polvo de caldo de verduras y en la salsa de soja, pero probad y rectificar al gusto.


Sobre de caldo en polvo; lo hay de pollo, de verduras, de ternera...
Ejemplo de sobre de caldo en polvo;
lo hay de pollo, de verduras, de ternera...



La preparación:

1. No hace falta rehidratar las setas con antelación porque las vamos a hervir con el resto. Es muy importante que los trozos sean pequeños, porque crecen bastante cuando se rehidratan. Yo compro las setas ya en virutas, pero si alguna vez se me gastan, siempre tengo secas secas enteras de repuesto, porque al ser secas no se estropean. Si uso setas enteras, las rompo en un mortero o a máquina.


2. También tenemos que preparar las verduras; pelamos las zanahorias y las cortamos a lo largo por la mitad y cada mitad en dos otra vez, de modo que tengamos 4 bastoncitos y al cortar a trocitos nos saldrá una brunoise tosca. La cebolleta la cortamos en láminas en diagonal; que no sean muy gruesas, pero tampoco tienen que ser transparentes. No solo la parte blanca; aprovechamos todo lo que podamos del tallo verde. Reservamos un puñadito de cebolleta cruda para cuando sirvamos.


3. El maíz lo podemos estrujar un poco en la misma lata o en el mortero; con sacarle jugo a la mitad de la lata, sobra; también necesitamos granos enteros.


4. ¡Listos para cocinar! Es tan fácil como echar las verduras a la olla, añadir el caldo en polvo, la salsa de soja, el jengibre rallado si nos apetece y un litro de agua. 


5. Yo lo hago en la olla rápida y son 5 minutos. Pasados esos 5 minutos, apagamos, dejamos que salga el vapor, abrimos la olla cuando baje el pitorro, vertemos dentro los dos huevos batidos y removemos rápido con unas varillas o un tenedor para que se rompa el huevo. Se cocina con el calor residual en cuestión de un minuto. 


* Si lo haces en olla normal, recuerda tapar la olla para que no se evapore el caldo. Tardará un poco más que en la olla express, pero tampoco mucho más; llevalo al punto de ebullición y cocina hasta que la zanahoria esté tierna, en torno a 15 minutos. Después añades el huevo como explica el paso 5.

6. Finalmente servimos con las láminas de cebolleta que habíamos reservado y listo.

 ¡Buen provecho!

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domingo, 9 de agosto de 2020

Arroz indonesio: Nasi goreng


Hoy os traigo uno de los platos nacionales de Indonesia, un arroz frito que se llama nasi goreng. Se puede hacer fácilmente en versión vegetariana (champiñones, verduras, frijoles, piña...), pero hoy lleva pollo. Es un plato ideal para reciclar sobras de arroz hervido.

No es nada difícil, pero es importante tener los ingredientes correctos para poder recrear los sabores originales. Es común acompañarlo de huevo revuelto o un huevo frito, pan de gamba (keropok) y tomato y pepino.
Los ingredientes que le dan el color y el sabor característico son kecap manis, que es una salsa de soja dulce y espesa y pasta de gambas, normalmente en aceite de soja, y conocida como terasi (en indonesio), belacan (en malayo), mam tom (en vietnamita), kapi (en tailandés), o bagoong alamang en tagalog. 

Esta receta rinde mucho; con estas cantidades salen en teoría da para 2 platos, según la receta original, pero yo digo que da más bien para 4-6. Yo hice el doble y sacamos 8 porciones.

  • 300 g de arroz de grano largo hervido 
  • 5 chalotas (según el tamaño, se pueden poner menos)
  • 2 dientes de ajo
  • 0,5 cucharadas de pasta de gambas
  • 1,5 cucharadas de salsa de soja dulce de Indonesia (Kecap manis)
  • 0,5 cucharadas de salsa de soja
  • 0,5 cucharadas de azúcar de palma (también vale panela o azúcar moreno)
  • 1 cebolleta (sin bulbo desarrollado)
  • 50 g de repollo
  • 150 g de pechuga de pollo
  • 1/2 guindilla 
Acompañamiento:
  • 2 huevos
  • 1 tomate
  • 1/2 pepino
  • Pan de gambas (krupuk udang)



La preparación:

* Lo primero es haber leído la parte donde digo que el arroz tiene que estar ya hervido. Lo digo porque yo estoy muy distraída y cansada últimamente y eché el arroz en crudo. 
En mi defensa, estoy de baja por enfermedad, es una de las primeras recetas que hago desde hace semanas y no doy pie con bola; solo pude hacer esta receta porque me ayudó muchísimo mi vikingo, pero bueno, evidentemente lo solucioné, añadiendo agua hirviendo, pero afecta el sabor del plato; tuve que rectificar y el sabor queda más aguado que si lo haces correctamente. Así que no cometáis el mismo error que yo.

1. Calentamos una cucharada de aceite vegetal en la sartén y freímos 2 de las chalotas en rodajitas hasta que queden crujientes. Reservamos.



2. Freímos también el pollo cortado en trocitos. Reservamos.

3. Batimos o trituramos las otras 3 chalotas, el ajo, la gundilla y la pasta de gambas.


4. Calentamos de nuevo aceite vegetal (de coco, en mi caso) a fuego medio en un wok o sartén antiadherente y freímos durante 2 minutos la pasta que acabamos de formar.


5. Incorporamos el arroz (¡hervido!), la salsa de soja dulce, la salsa de soja normal y el azúcar. Subimos el fuego y salteamos durante 6 minutos.


5. Añadimos la cebolleta en rodajas, el repollo en tiras finas y el pollo. Mezclamos bien y salteamos durante un par de minutos.

6. En ese tiempo freímos los dos huevos; sin mucho aceite, sobra con que la sartén esté engrasada.

7. Servimos el arroz bien caliente, yo lo meto en un cuenco y le soy la vuelta al cuenco para servir el arroz con forma de cúpula. Coronamos con el huevo frito, la chalota frita que habíamos reservado y un poco de cebolleta fresca. 


8. Alrededor servimos el tomate y el pepino en rodajas y pan de gamba, en el plato o a parte. ¡Listo!

 ¡Buen provecho!

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