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domingo, 21 de junio de 2015

Pollo en leche de coco malgache: Akoho sy voanio



Este mes en Cocinas del mundo nos vamos nada más y nada menos que a Madagascar. Tenía pensada otra receta con salsa de vainilla por hacer algo más original, pero lo reconozco, no me pude resistir a uno de los platos más conocidos de la gastronomía malgache, el akoho sy voanio, es decir, pollo cocinado en leche de coco. Y es que, lo reconozco, esta receta reúne varias de mis debilidades: el coco, el jengibre y los cítricos. 

En la comida de Madagascar se siente la influencia de los inmigrantes que conviven en la isla, así que hay platos que recuerdan al Sureste de Asia, África, India, así como China y hasta Europa.


Este plato se sirve sobre una cama de arroz, y es que éste es el elemento principal de las comidas principales en Madagascar. En el dialecto malgache, el arroz se llama vary y lo que se sirve con el arroz (en este caso el pollo), normalmente en una salsa, se considera la guarnición y se le llama laoka. El arroz se prepara con más o menos agua según si quieren obtener un arroz "esponjoso", más suelto o gachoso.

Un dato que me resulta muy curioso como lingüista es que un equivalente popular del verbo "comer" en malgache es "mihinam-bary", lo cual se traduce por "comer arroz". Deja claro lo importante que es el arroz en esta gastronomía. Por cierto, no lo he probado, pero hace unos días leí que se ha descubierto una manera de reducir a la mitad las calorías del arroz, lo podéis leer aquí

Le he dado a la receta un par de toques a mi gusto; por ejemplo he cambiado el limón por la lima, que es más dulzona, y le he añadido guindilla fresca además de pimienta de cayena. También he añadido una pizca de cúrcuma, que no afecta al sabor, pero le da un color genial. Para 2 personas:

  • 500 g de pechuga de pollo
  • El zumo de 1/2-1 lima o 1/2 limón
  • 1 cucharadita de ralladura de lima o limón
  • 1 cebolla mediana
  • 350 g tomate maduros (yo uso tomate de pera o rizado)
  • 2 dientes de ajo
  • 2 cucharaditas de jengibre fresco picadito
  • 250 ml de leche de coco sin azúcar añadida
  • Pimienta de cayena
  • 1/4 cucharadita de cúrcuma
  • Sal y pimienta
  • Aceite vegetal
  • 100 g de arroz
  • Opcional: 1 pimiento kapia cortado en anillos, 1 guindilla. 


La preparación:

1. Mezclamos el pollo, el zumo de lima/limón, la ralladura, sal, pimienta, cayena y  la guindilla en tiras y marinamos durante al menos 1 hora.

2. Pochamos la cebolla y el ajo picados en un poco de aceite y añadimos el pollo en dados.  Cocinamos hasta que el pollo esté casi cocinado. 


3. Bajamos el fuego, añadimos los tomates troceados, la guindilla y el jengibre picado y la cúrcuma. Removemos unos minutos.


4. Entonces añadimos la leche de coco y lo dejamos cocer a fuego lento hasta que la salsa espese y el pollo esté hecho del todo, unos 30 minutos. A media cocción chafamos con un tenedor los trozos de tomate que veamos. Si la salsa está más líquida de lo que nos gustaría hacia el final, subimos el fuego para que se evapore más agua.


5. Servimos sobre una cama de arroz hervido. 


6. Es común servir aparte condimentos para que cada comensal personalice el plato a su gusto; por ejemplo se sirve sakay, una pasta de guindilla para la que os dejo una receta aquí, pero también se sirven mango encurtido, lima, limón y otras frutas. Yo he hecho unas rodajitas de pimiento kapia a la plancha para que el plato tuviera más verduras.


¡Y ya sólo queda disfrutarlo! Pensaba que sería mucho, pero nos lo hemos comido todo todito ^^ Mi receta está inspirada en ésta, de un chico que se crió en Madagascar.


¡Buen provecho!

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Bergua*




domingo, 14 de junio de 2015

Platillo de fruta


Dicen que la comida entra primero por los ojos. Ayer salí a pasear y me traje un par de florecillas que encontré por el camino, unas hojas de colores, una piña y un buen mango. Andaba pensando en preparar la merienda con fruta fresquita. Más que una receta es una idea, porque lo podéis preparar con la fruta que más os apetezca y hacer las formas que más os gusten, pero en cualquier caso es de lo más sencillo del mundo, sano, bonito de ver y no hace falta ni encender un fogón. Os cuento:

  • Mango
  • Piña
  • Plátano
  • Pera
  • Melón
  • Fresa

*Importante: que la fruta esté madura para que podamos sacar formas de ella.



La preparación:

1. Buscamos cualquier enredo que tengamos por la casa y que nos pueda servir para jugar con la fruta y hacer formas. Yo encontré un molde con forma de corazón, moldes para galletas en forma de estrella, una cucharilla para sacar circunferencias, un gancho para cortar verduras en espiral y un corta huevos. Al final sólo usé algunos de ellos y un cuchillo, pero os lo cuento por daros ideas ;)


2. Entonces elegimos qué frutas nos apetecen y qué forma queremos darles. Yo empecé sacando bolitas de un delicioso mango dulzón. Pelé parte del mango con un pelapatatas y fui sacando las bolitas y reservándolas en un cuenco.


3. Después abrí la piña por la mitad y de una de las mitades saqué una rodaja entera de 1 cm de grosor más o menos. La pelé, retiré el nervio central, que está duro y no tiene buen sabor, y de los rectángulos resultantes saqué unas cuantas estrellas.


4. Hice estrellas también con una tajada de melón y con un plátano y una pera hice más bolitas.


5. Con las fresas hice por un lado corazones a los que les di forma a mano, con un cuchillo. A la fresa más grandota le hice cortes como si fuera una patata Hasselback, como si cortáramos rodajas, pero sin llegar a cortar a través. Se puede hacer a mano con el cuchillo o con el corta huevos.

6. Y ya está, lavé las hojas que había recogido durante el paseo y distribuí la fruta como me apeteció. Decoré con las flores y voilà =)


* Por supuesto, no desperdiciamos nada, el resto del mango, de la piña y el melón los guardé a buen recaudo. Con las sobras de las fresas, del plátano y la pera hice un batido ;)


¡Buen provecho!


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martes, 9 de junio de 2015

Pan disfrazado de sandía


No suelo comer pan, así que tampoco hago mucho en casa, pero tenía que hacer este cuquísimo pan de molde casero disfrazado de sandía, ¿a que queda la mar de gracioso? =) Pues es sencillo de preparar, ya digo que yo no tengo mucha experiencia haciendo pan y quedó bien, ¿verdad?. Además, el pan casero lleva mucha menos azúcar, mantequilla y porquerías que el de de las tiendas. Me inspiré en esta receta, que está en inglés pero incluye vídeo. Mi pan en concreto no lleva azúcar ni lactosa. Os cuento:

  • 225 ml de leche (en mi caso sin lactosa)
  • 1 y 1/2 cucharadas de mantequilla
  • 10 g de Stevia (o 30 g de azúcar)
  • 3/4 de una cucharadita de sal
  • 1 sobrecito de levadura seca instantánea de panadería  (8-11 g)
  • 420 g de harina + algo más para el proceso de amasado
  • 100 g de pasas (yo usé la mitad de uvas pasas y la mitad de arándano rojo)
  • 1 yema de huevo
  • 1 cuchadita de mantequilla para untar el molde
  • Colorante alimentario rojo y verde (o como yo, amarillo y azul)


La preparación:

1. Vertemos la leche en un cuenco hondo y añadimos la mantequilla. Le damos más o menos 1 minuto en el microondas hasta que la leche esté tibia y la mantequilla se derrita en ella.

2. Añadimos entonces la Stevia o el azúcar, la sal, la levadura y la yema de huevo (yo eché el huevo entero). Mezclamos.


3. Añadimos entonces más o menos 3/4 partes de los 420 g de harina y reservamos el resto. Tiene que quedarnos una masa húmeda y pegajosa que aún no se puede manejar.

4. Hacemos un corte por la mitad (más o menos, no queda bien definido porque la masa es muy húmeda). Después cortamos una de las mitades en 2 cuartos. Cada cuarto lo ponemos en otro recipiente.

5. La sección más grande de la masa, es decir, la mitad, la teñimos de rojo. Será el interior de la sandía. Echamos unas cuantas gotas hasta que nos guste el color y mezclamos.


6. Mezclamos entonces con las pasas, que serán las pepitas de la sandía. Añadimos más harina de la que teníamos reservada y mezclamos. Tiene que quedar una textura menos húmeda que podamos manejar. 

7. Entonces espolvoreamos un poco de harina sobre la mesa y amasamos durante 8 minutos. Doblamos la masa sobre sí, la aplastamos, le damos la vuelta, aplastamos de nuevo, doblamos sobre sí... Si en algún momento se pega a la mesa, espolvoreamos con un poco de harina.



8. La hacemos una bola, cubrimos el cuenco con papel transparente o con un paño y ponemos la masa a levar durante unas 2 horas; dependerá de lo caliente que esté la cocina. Yo precaliento el horno durante un rato y cuando la masa está lista, apago el horno y el cuenco con la masa lo pongo sobre el horno, pero fuera de él. Así sólo le llega calor residual de la superficie.


9. Seguimos con la corteza de la sandía. Tintamos de verde uno de los cuartos de masa que habíamos apartado. Si no tenemos verde mezclamos azul y amarillo como yo hasta que nos guste el tono. Mezclamos y añadimos un poco más de harina de la que habíamos reservado hasta poder trabajar la masa. 


10. La amasamos durante 6-8 minutos sobre el mostrador como hicimos con la rosa. Hacemos una bola con la masa verde, cubrimos el cuenco y la dejamos levar también.


11. Repetimos el proceso con el tercer cuarto de masa, que conservaremos de color blanco. Añadimos harina hasta obtener una masa que se pueda trabajar y amasamos 6-8 minutos. Luego la ponemos a levar.



12. Pasadas las 2 horas, la masa habrá doblado su tamaño. Apretamos la masa rosa para deshacernos el exceso de aire. Le damos forma cilíndrica del largo del recipiente que vayamos a usar. El mío es un recipiente alargado de cristal para horno y las medidas son 23,5x12x6 cm.



13. Ahora con un rodillo (o una botella de cristal) vamos a estirar la masa blanca para poder cubrir con ella nuestro cilindro rosa. Lo mejor es estirar la masa sobre un trozo de papel de horno, ya que nos facilitará luego la tardea de enrollar. 

14. Pintamos la masa blanca con leche con ayuda de un pincel de cocina. Pintamos con leche también el cilindro rosa. La leche hará de pegamento. 


15. Colocamos el cilindro rosa en el centro de la masa blanca y lo envolvemos con ella, podemos ayudarnos del papel de horno para levantar la masa. Tenemos que asegurarnos de que quede sellado para que no se nos mezclen los colores al levar ni al cocinar.


16. Estiramos la masa verde y la pintamos con leche. Entonces enrollamos el cilindro blanco en el verde y de nuevo sellamos bien para que no se mezclen las masas.


17. Lo siguiente es engrasar con mantequilla derretida el molde en el que vayamos a hornear. Introducimos nuestro pan con los pliegues boca abajo.


18. Lo dejamos levar 1 hora más. Yo lo dejé de nuevo sobre el horno, ya que la superficie todavía estaba caliente. Volverá a doblar su tamaño (en la foto tenéis el antes y el después).



19. Finalmente horneamos en el horno precalentado a 190º durante 20-25 minutos. Cuando esté hecho se verá más morenito por arriba y al darle con los nudillos a la parte de arriba, sonará hueco.


20. Ahora lo sacamos del molde y lo dejamos en paz hasta que se enfríe. El pan necesita reposar. Si lo ponemos sobre una rejilla, mejor, para que no sude. Si somos impacientes como yo he sido otras veces, la molla estará todavía húmeda, el corte no será limpio y "romperemos" el pan. Así que mejor esperar a que se enfríe ;) ¡Y a disfrutarlo!


* Vale para sándwiches, para comerse una rebanada a media tarde con nutella o con mermerlada y queso, con jamón de pavo... Si das una merendola lo puedes servir solito en triangulitos, como si fuera sandía de verdad, y queda ideal con el resto del picoteo ;)



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miércoles, 3 de junio de 2015

Hamburguesas de coliflor


Coliflor, parmesano y cebolla. Las hamburguesas vegetales son una forma fantástica de disfrutar de la verdura hasta para los que dicen que no les gustan las verduras ;) Con estos ingredientes nos salen 7-8 hamburguesas.


  • 400 g de coliflor (sin hojas ni tallo central)
  • 1 huevo
  • 1/2 cebolla
  • 30-40 g de queso parmesano rallado o Grana Padano
  • 1/2 pastilla de caldo de verduras
  • Perejil
  • Sal y pimienta
  • Aceite de oliva
  • Opcional: 1-2 cucharadas de pan rallado


La preparación:

1. Venga, que esto lo tenemos en un plisplás. Ponemos la coliflor a hervir hasta que esté tierna; unos 10-15 minutos desde que rompa a hervir. Yo siempre la hiervo con media pastilla de caldo para darle sabor y neutralizar el olor.


2. Una vez tierna la escurrimos. Metemos la mitad de la coliflor al vaso de la trituradora y trituramos unos segundos. Reservamos en un cuenco y trituramos la otra mitad. El propósito no es hacerla puré, tienen que quedar trocitos aquí y allá.

3. Mezclamos la coliflor con el huevo batido, el parmesano rallado, la cebolla picada muy finita, el perejil picado, la sal y la pimienta. Podemos darle un par de segundos en la trituradora a todo junto si queremos. Cuando hagamos la primera hamburguesa veremos si os gusta así la textura o si preferís añadirle 1-2 cucharadas de pan rallado para que no esté tan húmeda. 


4. Engrasamos la superficie de una sartén con un spray de cocina. Cuando el aceite esté caliente será tiempo de echar las hamburguesas a la sartén. Yo me pongo 2 cucharadas de la masa sobre la palma de la mano, aprieto un poco y lo echo con cuidado a la sartén. Entonces con una espátula corrijo la forma.


5. Tendremos el fuego a temperatura media-alta. Es importante que dejemos que se cocinen lo suficiente por un lado antes de girarlas, pero si se nos agrietan un poco no pasa nada; corregimos la forma con la espátula y presionamos para que se vuelva a unir. 


6. Cuando estén doradas por una cara, les damos la vuelta con cuidado. Si hace falta añadimos aceite con el spray. Cuando ambas caras estén doradas, las retiramos de la sartén.

*Un truco para que nos enfríen mientras que hacemos las demás es tenerlas en el horno caliente (al mínimo o caliente de antes pero apagado).

** Yo siempre las hago para comerlas en el momento, pero si tenéis ganas y tiempo, un truco para que queden más firmes es meterlas ya formadas al congelador durante una media hora y después cocinarlas directas del congelador. Ah, y frías al día siguiente también están buenas ;)

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lunes, 1 de junio de 2015

Vieiras marinadas envueltas en calabacín


Vieiras envueltas en calabacín, hechas a la plancha y, antes que nada, bañadas en el sabor de un marinado cítrico medio dulzón, medio picantón. En 30 minutos tenemos listo este plato sencillo, facilísimo de preparar y bien sano. 

  • 10 vieiras grandes (200 g)
  • 3 cucharadas de zumo de naranja recién exprimido
  • 1/2 cucharadita de ralladura de piel de naranja
  • 1/2 cucharada de aceite de oliva
  • 2-3 gotas de tabasco o bien una puntita de cucharadita de harisha/sambal oelek/gochujang. Si no tenemos nada de eso, pimienta de cayena.
  • La puntita de una cucharadita de copos de pimiento seco (gochugaru coreano). Si no tenemos, podemos probar con pimentón dulce.
  • 1 calabacín mediano con tronco de grosor uniforme.
  • Sal y pimienta.


La preparación:

1. Mezclamos en un cuenco el zumo de naranja, la sal y la pimienta, el tabasco y los copos de pimiento, el aceite y la ralladura de piel de naranja. Batimos a mano para que se mezcle bien. Reservamos a parte una cucharada de la mezcla. Introducimos las vieiras en la mezcla y las dejamos marinar durante 30 minutos en la nevera.


2. Con un pelapatatas cortamos una lengua larga de calabacín. Desechamos la primera, que será todo piel. Sacamos 5 lenguas de un lado y 5 lenguas del otro lado del calabacín.


3. Ahora vamos a envolver las vieiras en las tiras de calabacín. Colocamos una vieira en la punta de una lengua y la enrollamos.


4. Lo siguiente es pinchar el rollito con un palillo de brocheta; así no se nos deshará el enrollado. Si usamos palillos de madera, los pondremos a remojo 30 minutos antes de usarlos para que no se nos quemen al cocinar.


5. Lo siguiente ya es cocinar nuestras brochetas a la plancha. Calentamos la plancha a fuego vivo para que de color al calabacín y cocinamos durante 3-4 minutos por cada lado y usamos las sobras del marinado y la cucharada que habíamos reservado para bañar las brochetas mientras se cocinan.




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