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domingo, 18 de octubre de 2015

Salteadores


Esta receta me encanta por varias razones: Lo primero porque está buenísima jajaja La segunda es que la comemos todos los años el 25 de diciembre por la noche para celebrar el cumple de mi prima Irene y me trae buenos recuerdos. La tercera es que es una receta de aprovechamiento que se empezó a hacer en su día para reciclar las sobras del cocido. Y la última es que recuerda mucho a la pastela marroquí (y también a la seffa medfouna) por la combinación del pollo cocido, el azúcar y la masa, y esa conexión entre Marruecos y España siempre me llega al corazón. Así que me encantó que Cocinas del Mundo me diera la excusa perfecta para hacerlas en la parada de este mes, que no es otra que España.




Yo conozco 2 variantes; una es la típica de mi Orihuela. Se hace con masa de empanadilla, se reboza en azúcar blanco y al relleno se le añaden vino blanco y un poco de leche para que quede más cremoso. Pero en honor a la verdad, la receta original es de Murcia, y allí según el pueblo se hace con masa de hojaldre y además de pollo lleva ternera y puede llevar una pizca de tomate frito; también suelen usar ajo, perejil y piñones. Lleva algún tipo de licor o vino blanco y se prefiere el azúcar glas. 

Yo hoy me decanto por una mezcla de las dos variantes adaptada a mi gusto. Normalmente se freirían, pero al usar masa de hojaldre, las he horneado como hacen muchas confiterías murcianas y, además de que nos hemos ahorrado unas cuantas calorías, la verdad es que han quedado de rechupete ;) Como no tenía sobras de cocido, guisé el pollo con lo básico en un momento. Para 15 salteadores:


  • 2 placas de hojaldre de unos 275 g cada una
  • 500 g de pollo (unos 5 muslos)
  • 2 huevos 
  • 1 rama de canela
  • 2 hojas de laurel
  • 1 diente de ajo
  • 1/2 cebolla
  • Vino blanco
  • 1 vaso de caldo de verdura
  • 1 vaso de caldo de pollo
  • Sal y pimienta negra
  • Aceite de oliva
  • 1 huevo para pintar 
  • Azúcar
  • Canela en polvo


La preparación:

1. Si no tenemos sobras de cocido, lo primero es improvisar un guiso. Ponemos en una olla los 2 huevos, los muslos de pollo, un chorrito de vino, la canela en rama, sal y pimienta y las hojitas de laurel. Yo lo he hecho en la olla rápida con un vaso de caldo de verdura y otro vaso de caldo de pollo para dar más sabor, pero agua también vale. Con 8 minutos en la olla rápida le sobra. 
Si lo hacemos en olla normal, por lo menos 20 minutos, pero cuanto más tiempo de cocción, más sabor, así que si podemos le damos al pollo hasta 45 minutos. Los huevos los podemos sacar a los 20 minutos.



2. Ya tenemos nuestro guiso. Colamos el caldo, reservamos y dejamos que se enfríen un poco los huevos y el pollo.



3. Pelamos los huevos y los picamos en trozos menuditos. A los muslos de pollo les retiramos la piel, separamos la carne del hueso y desmenuzamos la carne.

4. En una sartén calentamos un par de cucharadas de aceite y rehogamos la cebolla y el ajo bien picaditos (Es añadido mío, pero hace el relleno más sabroso).

5. Incorporamos el huevo picado y el pollo desmenuzado a la sartén. Añadimos un pelín de canela en polvo, sal y pimienta, 4-5 cucharadas del caldo de cocer el pollo y un chorrrito más de vino blanco. Le damos unas vueltas y dejamos que se evapore el alcohol del vino.



6. Entonces añadimos un chorrito de leche para ligar mejor los ingredientes del relleno. Seguimos removiendo y, como todo está cocinado, cuando nos guste la consistencia, apartamos del fuego.

7. Ahora preparamos nuestras óbleas. Si son compradas no hay mucho que hacer, pero si como yo usamos una placa de hojaldre, tendremos que hacerlas. Yo usé un molde redondo de un diámetro de 11-12 cm y con los "flecos" y sobras que me quedaron, amasé y formé otras 3 óbleas. ¡Aquí no se desperdicia nada! ;) Si no tienes ganas de complicarte la vida, también puedes hacer las empanadillas rectangulares.



8. Pasamos entonces a rellenar las óbleas con una cucharada de relleno más o menos en cada una. Humedecemos el borde de la óblea con el dedo mojado en agua caliente y cerramos una mitad sobre la otra. Entonces nos ayudamos de un tenedor para sellarla.



9. Lo siguiente ya es pincelar los salteadores con huevo batido y espolvorearlos entonces  generosamente con azúcar (y si queremos un poco de canela en polvo).



10. Horneamos en el horno precalentamos a 200º (180º si usas función ventilador) durante unos 15-20 minutos, hasta que  el hojaldre esté dorado. Les damos unos 5 minutos de reposo fuera del horno ¡y a disfrutar de nuestros salteadores!

* Se pueden congelar tanto fritos como con la masa cruda.
** Se suelen comer fríos, pero templados también están ricos ;)





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Bergua*

viernes, 9 de octubre de 2015

Trenza de hojaldre de morcilla, manzana y piñones


Hace mucho que planeaba hacer un pastel con este relleno, pero me tuve que esperar a traerme de España unas morcillas oriolanas envasadas al vacío. La morcilla oriolana es de cebolla, se parece a la cebolla murciana y el relleno es mucho menos firme que el de la morcilla de Burgos o la andaluza. 
El sabor dulce de la manzana pochada a fuego lento con la cebolla complementa perfectamente el sabor intenso de la morcilla y los piñones y el hojaldre son la traca final para lograr una textura irresistible en cada bocado. Yo sólo digo que nos lo hemos comido entre un mexicano, un danés y una española, cada cual con su paladar acostumbrado a un tipo de gastronomía, y los tres nos hemos chupado los dedos ;)

  • 1 placa de masa fresca de hojaldre (270 g)
  • 400-500 g de morcilla de cebolla
  • 1 cebolla mediana
  • 2 manzanas verdes
  • Un puñadito de piñones
  • Un pellizco de sal gorda
  • 1 huevo
  • Aceite de oliva


La preparación:

1. Pelamos la cebolla y la cortamos en juliana. Pelamos también la manzana y la cortamos en juliana, gajos finos.

2. Calentamos a fuego medio-alto 1/2 cucharada de aceite en una sartén, incorporamos entonces la cebolla y la manzana con un pellizco de sal gorda, tapamos y bajamos el fuego. Dejamos que se vaya pochando a fuego lento hasta que queden tiernas. Removemos de vez en cuando.



3. Vamos mientras tanto vaciando las morcillas. Cortamos la piel y sacamos el relleno.

4. Cuando la manzana y las cebollas estén tiernas y se rompan al tocarlas sin esfuerzo, incorporamos el relleno de las morcillas y los piñones. Subimos un poco el fuego y cocinamos moviendo durante unos 5 minutos.



5. Extendemos la masa sobre papel para horno. Hacemos cortes oblicuos y paralelos a derecha e izquierda, dejando sin cortar un pasillo de 10 cm en el centro de la masa.



6. Hacemos agujeritos a lo largo del pasillo con un tenedor y extendemos uniformemente el relleno en el pasillo.


7. Vamos cerrando los flecos cruzándolos sobre el relleno hasta el otro lado. Cerramos también las puntas.


8. Pincelamos con huevo batido.



9. Horneamos durante unos 20-25 minutos en el horno precalentado a 200º. Antes de hacer el primer corte lo dejamos reposar un par de minutos y lo disfrutamos mientras aún esté caliente.



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Bergua*



jueves, 1 de octubre de 2015

Quisquilla picantona





No tiene mucho misterio la cosa, de hecho es un plato sencillísimo, pero nunca había encontrado quisquillas en Dinamarca hasta ahora, así que las vi y sólo quería disfrutarlas sin complicarme la vida. Estaban ya cocidas, así que no hacía falta más que limón, pero como no me sé estar quieta, para qué negarlo, añadí una pizca de esto y una pizca de aquello, las pasé por la plancha un poquitín y luego ya sí, las devoramos.


  • 350 g de quisquilla cocida
  • 1-2 guindillas frescas
  • Lima
  • 1-2 dientes de ajo
  • 1 cucharadita de jengibre fresco
  • 1/4 cucharadita de pimienta recién molida
  • 1 /2 cucharadita de pimentón dulce
  • 1/4 cucharadita de tomillo
  • Una pizca de sal marina
  • Aceite en spray de cocina

La preparación:

1. Lavamos la quisquilla pasándola por agua fría.


2. Picamos el ajo, el jengibre y la guindilla. Lo echamos sobre la quisquilla. Añadimos las especias y un buen chorretón de lima (yo usé media lima). Mezclamos bien. Cubrimos con papel transparente para que no se escapen los olores y dejamos marinar durante 1 hora.


3. Calentamos la plancha a fuego vivo y les damos unos minutos por cada lado hasta que el ajo y la guindilla estén medio tiernos. Si las quisquillas están cocidas, no les hace falta más que un golpe de calor. Y a disfrutar de esta proteína tan rica y sana =)


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