¡Sígueme! =)

viernes, 22 de enero de 2021

Curry tailandés básico


Esta receta es un curry verde tailandés hecho a mi manera; a mi gusto y sin ingredientes difíciles de conseguir, para poder hacerla en cualquier momento que nos apetezca. Además la preparación es muy fácil, apto para principiantes, y los sabores son suaves.

Así que es un curry básico y sencillo para poder prepararlo en cualquier momento y, por supuesto, delicioso. Es un plato muy cargado de verduras, aunque si tú quieres puedes reducir verduras y usar más carne, y es cómodo de cocinar porque la fase más larga de cocinado no es larga en realidad (25 minutos) y se hace en el horno cómodamente, sin ensuciar ni tener que estar muy pendiente.

A menudo uso cebolla en lugar de puerro, si no tengo puerro a mano, o uso mitad y mitad. La pasta de curry que usé en el plato de las fotos era pasta verde, pero si solo tienes pasta roja, pues lo conviertes en un curry rojo y listo. Los componentes de cada pasta de curry varían medianamente según la marca, pero los sabores son similares. Eso sí, para esta receta es importante usar leche de coco entera, no light; los currys tailandeses ya son poco espesos de por sí en comparación con los indios, por ejemplo, y necesitamos todo el sabor y la textura de una buena leche de coco para crear nuestra salsa.

Da para 4 raciones, con arroz de guarnición.

  • 450 g de pechuga de pollo
  • 200 g de pimiento rojo ya cortado (2 italianos o 1 morrón)
  • 200 g de puerro ya limpio y cortado (1 o 2 según el tamaño)
  • 200 g de calabacín ya cortado
  • 2 dientes de ajo
  • 1-2 guindillas tailandesas pequeñas frescas o secas (o lo que os guste y toleréis)
  • 1 cucharadita de jengibre fresco rallado o pasta de jengibre
  • 2 cucharaditas de pasta de curry verde
  • Sal y pimienta al gusto (1/2 y 1/2, más o menos)
  • 2 cucharadas de aceite vegetal, por ejemplo de coco
  • 400 ml de leche de coco entera (no light para esta receta)
  • Cilantro fresco al gusto
  • Opcional: cacahuetes
Guarnición: 
  • Arroz blanco asiático, tipo basmati o jazmín

La preparación:

Una de las cosas que más me gusta de esta receta es que podemos dejar todas las verduras y especias listas de antemano hasta que vayamos a cocinar. 

1. Lavamos y vaciamos los pimientos, cortamos en tiras finas y las tiras en trozos más cortos. Cortamos el calabacín en cuadraditos, con o sin piel, al gusto; yo prefiero conservar la piel porque es donde está gran parte de las vitaminas, pero a veces uso sobras de otras recetas y entonces está pelado. Cortamos el puerro en rodajas medio finas y enjuagamos bien para que no lleve nada de tierra.

2. En el recipiente de las verduras echamos también el ajo prensaldo, el jengibre rallado o en pasta, sal y pimienta, pasta de curry y guindilla picadita. Reservamos en el refrigerador.


3. Cuando vayamos a cocinar, calentamos el aceite a fuego medio-alto y sellamos las pechugas enteras (o en trocitos, si preferimos) en una sartén o cazuela (preferiblemente una que pueda meterse también al horno); solo queremos dar color, no hay que cocinar el pollo. Sacamos de la sartén y reservamos.

* Mientras tanto precalentamos el horno a 190°C.

4. Bajamos el fuego a medio, calentamos un poquito más de aceite si hace falta, y pochamos las verduras con las especias; mezclamos bien mientras se cocinan; unos 5-8 minutos en total, tapadas, hasta que se hayan ablandado y reducido un poco.

5. Si hemos usado una cazuela apta para horno, simplemente incorporamos la leche de coco a la cazuela, removemos, incorporamos también el pollo, y metemos al horno precalentado a 190°C durante 25 minutos.

- Si hemos usado una sartén con partes de plástico u otro recipiente no apto para horno, transferimos a uno apto y hacemos lo mismo: Añadimos la leche de coco, removemos, incorporamos el pollo y metemos al horno precalentado a 190°C durante 25 minutos.

* El tiempo puede  variar un poco según el tamaño de las pechugas; si son pequeñas o van troceadas, tardarán menos, probablemente 15-20 minutos.

6. Finalmente sacamos del horno y espolvoreamos con cilantro fresco un poco picado y cacahuetes, o si lo preferimos, sacamos a la mesa tarritos con cacahuetes y cilantro un poco picados para que lo añada quien quiera.

- El arroz de acompañamiento lo hervimos mientras el plato está en el horno.


* Y si un día os apetece variar y hacer un curry rojo, como este de la foto, todo el secreto está en cambiar la pasta de curry verde por pasta de curry, y yo también le añado una cucharada de pasta concentrada de tomate; por lo demás, todo igual. Sabores parecidos, pero diferentes, y buenísimo.



¡Buen provecho!

¡Sígueme en facebook! 



domingo, 17 de enero de 2021

Trenza israelí de chocolate y pecanas: Kranz


¡Cocinas del mundo nos lleva a Israel este mes! 

No fue fácil elegir receta, por una parte porque ya tengo muchas publicadas, y por otra porque tengo muchas en mi lista de deseos que me hubiera gustado hacer para la ocasión. Pero saqué mi libro "Jerusalem", de Yotam Ottenlegui y Sami Tamimi, y, de las muchas recetas apetitosas que tengo pendientes, ganó este dulce que incluye una masa deliciosa, chocolate y nueces pecanas, tres elementos a los que no me pude resistir. Así que hoy os presento mi krantz o babka, una trenza dulce israelí, con una masa que es prima lejana del brioche, y que me tiene fascinada. No es un pan, no es un bizcocho, no sabía qué iba a salir ni cómo llamarlo y, además, cuando estaba haciendo la masa dudé que este invento saliera bien, porque la técnica recuerda a la que se usa para hacer galletas danesas, y esto de galleta no tiene nada. Pero vaya si salió bien. Está TREMENDA de buena. Hay que confiar en el proceso porque el resultado es una masa suntuosa, húmeda y tierna con toques crujientes que recuerda a los mejores gofres que me he comido nunca. Menudo descubrimiento. 


En honor a la verdad, la receta no es exactamente la de Ottelengui, porque la suya daba para dos porciones bien hermosas y yo quería hacer una solo, así que miré también esta otra y usé un poco más de agua y mantequilla para compensar por el huevo que falta (lo de dividir huevos por la mitad es difícil).

Importante: ¿Cómo disfrutarlo también al día siguiente? (Si es que queda algo...) Evidentemente también se puede comer en frío sin problema, pero la magia de esta trenza es sin duda mayor cuando está templada. No recomiendo recalentarla en el horno ni en freidora de aire ni de ninguna otra manera que reseque la masa. Lo mejor que puedes hacer para recuperar la textura húmeda de cuando está recién hecha es calentarla en el microondas (sí, como lo oyes) con un vaso de agua al lado. Es decir, el trozo de trenza sobre un plato y, a la vez, un vaso medio-lleno de agua, para que la humedad evite que se reseque la masa. En cuestión de 2 minutos está listo. También puedes intentarlo en el horno, pero tardará mucho más tiempo y requiere mucha más agua porque el horno es un espacio más grande, así que se desperdicia mucha energía.

De las recetas que ya tengo en el blog, muchas son típicas de otras gastronomías también, y si pincháis en los nombres, podéis ver el shakshukahummus (y con boniato o pimiento), baba ganoushtabulehkunafaberenjena asada con salsa de yogurkugel sefardí de verduras y alguna más hay por ahí. Mis recetas serfardíes vienen de un libro que me traje precisamente de Israel, "The Complete Guide to Traditional Jewish Cooking", de Marlena Spieler, y que te lleva por la historia de los judíos y te muestra como la diáspora influyó en la gastronomía judía actual a medida que las recetas tradicionales entraban en contacto con la gastronomía o los ingredientes de los territorios donde se instalaban los judíos desterrados. 


Para la masa:

  • 265 g de harina común de trigo
  • 50 g de azúcar mascabado o azúcar glas (pero no azúcar moreno normal)
  • 1 cucharadita de levadura seca instantánea
  • Ralladura de la piel de 1/2 limón (también vale naranja o mandarina)
  • 1 huevo grande
  • 85 ml de agua 
  • 85 g de mantequilla sin sal añadida a temperatura ambiente (no fundida)
  • Una pizca de sal
Para el relleno:
  • 100 g de nueces pecanas
  • 65 g de un buen chocolate puro (aprox. 70% cacao)
  • 60 g de mantequilla sin sal añadida
  • 25 g de azúcar impalpable* o en su defecto azúcar glas
  • 15 g de un buen cacao en polvo (es decir, cacao purosin azúcar añadido)
  • 1 cucharada de azúcar glas
Para el sirope final (imprescindible):
  • 130 g de azúcar glas
  • 80 ml de agua
Normalmente, la distinción entre azúcar impalpable y azúcar glas es crucial en la repostería, ya que el impalpable contiene almidón, que evita que se apelmace, pero en esta receta podemos usar azúcar glas para todo, si lo trituramos para hacero aún más fino en los pasos en los que pide azúcar impalpable.



La receta:

1. Empezamos con la masa el día antes: Mezclamos la harina, el azúcar y la ralladura de limón, entonces añadimos el huevo y el agua con la levadura disuelta en ella y mezclamos de nuevo. Parecerá que no hay líquidos suficientes, de hecho, la masa estará seca y parecerán migas de harina. Pero confía en mí. 


2. Amasamos a máquina durante 2-3 minutos, añadimos la pizca de sal y empezamos a incorporar la mantequilla a trozos a temperatura ambiente. Recordad, ni muy blanda ni dura. A medida que vamos incorporando mantequilla, mezclamos con la masa para que se incorpore.


3. Lo siguiente es el amasado serio y es un paso importantísimo. Son 10 minutos a velocidad media a máquina. Aquí ocurre la magia; veréis como esa masa seca de migas se convierte en una bola de masa sedosa. Increíble pero cierto. 


4. Y de momento ya está. Colocamos la masa en un recipiente ligeramente engrasado y la dejamos reposar en la nevera toda la noche, tapada con una tapa o con film de cocina. La idea con esta masa no es que crezca, sino que se desarrollen los azúcares.

* Al día siguiente, la masa estará compacta y no habrá crecido apenas; es normal.


5. Antes de volver a nuestra masa, al día sigueinte empezamos con las nueces pecanas; las cortamos por la mitad a lo largo y/o a lo ancho, a cuchillo o con la mano, da igual. Parecerá que hay muchas, pero es la medida perfecta, confía. Entonces las tostamos ligeramente en una sartén o cazuela, con cuidado de no quemarlas. Reservamos.


6. Ahora sí, sacamos la masa del frigorífico y, como digo, estará sólida y canija; es normal. La dejamos reposar fuera de la nevera mientras preparamos el relleno.

7. Vamos a fundir el chocolate y la mantequilla en un cazo a fuego mínimo o al baño María, como queráis. Eso sí, no dejéis que el agua toque el chocolate o se harán grumos. Cuando esté fundido y mezclado, incorporamos el cacao en polvo, mezclamos e incorporamos también el azúcar impalpable (o azúcar glas; pero recordad pasarlo primero por la trituradora o la batidora para deshacer cualquier grumo y dejarlo aún más fino). Mezclamos bien y ya tenemos nuestra crema de chocolate. Dejamos enfriar un poco.


8. Espolvoreamos una superficie limpia con un poco de harina y colocamos en ella la masa. Le damos forma más o menos cuadrada con las manos y empezamos a estirar con un rodillo. El objetivo es conseguir un rectángulo de 38x28 cm, así que nos guiaremos por el tamaño más que por el grosor, y trataremos de que los laterales se mantengan lo más rectos posibles para mantener la forma de rectángulo. Si nos sobra masa en un lado y nos falta en otro, podemos cortar, añadir y unir. 
A medida que trabajemos la masa, se calentará y se ablandará; en normal, pero manéjala lo justo para que no se ablande de más; trabaja con el rodillo, no con las manos.
Finalmente, cortamos el exceso de los laterales para tener un rectángulo bastante recto; pero cortamos lo menos posible para no desperdiciar, y lo que cortemos lo cubrimos para que no se seque y así lo podremos usar luego.


9. Ahora untamos la crema de chocolate sobre la masa, dejando unos 2 cm de margen por cada lado y finalmente repartimos por todo las mitades de nueces pecanas y espolvoreamos con la cucharada de azúcar glas.


10. Vamos a cerrar. Pincelamos con agua el margen interior de 2 cm de uno de los laterales cortos y enrollamos sobre sí mismo con cuidado pero con firmeza hasta llegar al otro extremo. Del rollo que resulta, cortamos 1,5 cm de cada extremo (son las partes que no llevan relleno; las reservamos).


11. Ahora cortamos el rollo por la mitad longitudinalmente, es decir, a lo largo, de punta a punta. Y trenzamos. Es una trenza muy simple de solo dos cabos; se pasa un lado sobre el otro una y otra vez y listo, pero siempre con la cara del corte hacia arriba, para que se vea el interior. Nos aseguramos de que la masa esté bien unida en los dos extremos, al comienzo y el final de la trenza.


12. Tendremos un recipiente listo; vale uno engrasado, pero yo recomiendo cubrirlo con papel de horno, en lugar de engrasarlo, o como mínimo poner papel de horno en la base del recipiente. Yo puse un trozo de papel de horno entero sobre la base y las paredes y la trenza dentro y luego fue facilísimo sacarlo. Colocamos dentro la trenza, cubrimos con un paño húmedo y le damos 60-90 minutos de reposo en un lugar templado, donde no haya cambios de temperatura ni corrientes. Yo, si hace frío, lo pongo en el horno a 30°C, es decir, sin calor. Crecerá muy poquito, pero le hace falta este reposo.


13. Finalmente horneamos en el horno precalentado con calor arriba y abajo a 170°C durante 25-30 minutos. La receta original no dice qué función usar, pero yo horneo con calor arriba y abajo y sin ventilador para que no se tueste de más por arriba, y por eso también le doy 5 minutos más para asegurarme de que esté hecho por dentro. Otra opción es cubrir la trenza con papel de plata o de horno si vemos que está oscureciéndose de más. Cuando esté, deberías poder pinchar con un palillo o un cuchillo y que al sacarlo esté limpio, pero con tanto chocolate, es difícil; busca un hueco solo de masa.

* Yo aprovecho los recortes de masa para hacer caracolas; los relleno con nutella, canela y mantequilla, mermelada o lo que tenga y lo horneo todo a la vez; pero los trozos pequeños solo necesitan unos 20 minutos.


14. Cuando a la trenza le quede poco en el horno, preparamos el sirope. He de decir que a mí normalmente los siropes y glaseados me sobran, pero para respetar la receta, lo hice tal cual dicta el libro. De hecho, el autor hace mucho hincapié en que es muy importante usar todo el sirope a pesar de que parece mucha cantidad. Yo lo usé casi casi todo, porque es verdad que parece muchísimo, pero ahora que lo he probado entiendo porqué Ottelengui insiste tanto; es lo que le da a la masa esa textura de gofre. 
Así que en un cazo calentamos flojito el agua y el azúcar glas y removemos hasta que se haya fundido el azúcar y tengamos un agua blanquecina, subimos un poco el fuego y dejamos que de un hervor. Entonces retiramos del fuego y reservamos.


15. En cuanto la trenza salga de horno, empezamos a pincelar por encima y por los laterales con nuestro sirope; una capa, que se absorba un poco y otra capa, así hasta que se acabe. Le damos unos 5 minutos de reposo, la sacamos con cuidado y le damos otros 5 minutos de reposo fuera, por ejemplo ya sobre un plato. Y como decía al principio., la disfrutamos mientras está templada, porque es ahí cuando está TREMENDA. 


Aguanta bien un par de días en un recipiente hermético y 1 mes congelada, pero entre lo que regalé y lo que nos comimos, solo duró hasta la mañana siguiente. Es una bomba, sí, pero es totalmente recomendable, con este relleno o con otro.

Repito: 
Importante: ¿Cómo disfrutarlo también al día siguiente? (Si es que queda algo...) Evidentemente también se puede comer en frío sin problema, pero la magia de esta trenza es sin duda mayor cuando está templada. No recomiendo recalentarla en el horno ni en freidora de aire ni de ninguna otra manera que reseque la masa. Lo mejor que puedes hacer para recuperar la textura húmeda de cuando está recién hecha es calentarla en el microondas (sí, como lo oyes) con un vaso de agua al lado. Es decir, el trozo de trenza sobre un plato y, a la vez, un vaso medio-lleno de agua, para que la humedad evite que se reseque la masa. En cuestión de 2 minutos está listo. También puedes intentarlo en el horno, pero tardará mucho más tiempo y requiere mucha más agua porque el horno es un espacio más grande, así que se desperdicia mucha energía.

¡Buen provecho!

¡Sígueme en facebook! 

jueves, 14 de enero de 2021

Pastel de carne oriolano


En las confiterías y los hornos de mi Orihuela y de La Vega Baja se venden muchas cosas ricas, pero cuando se trata de pasteles de carne, hace falta apellido:

¿De hojaldre o murciano?, te preguntan.

Esta receta que os traigo hoy es precisamente la del pastel de carne de hojaldre de Orihuela; lo del murciano ya os lo cuento otro día; este es el oriolano, diríamos, que simplemente llamamos "pastel de hojaldre". 

La receta es facilísima, pero para que sepan como los auténticos y tradicionales, hay que usar los ingredientes correctos, claro está. Un elemento importantísimo es el embutido; solo lleva chorizo y blanco, también llamado "blanquet" por zonas catalanoparlantes, y que NO es lo mismo que el morcón blanco ni la longaniza blanca. Lo más parecido fuera de La Vega Baja sería la butifarra blanca catalana. Si no conseguís blanco, os recomiendo que le deis un sabor parecido a la carne con estas especias: sal, clavo y pimienta. Aquí podéis ver lo que es el blanco.

Veréis que mezclo un poquitín de bechamel con la carne; es un truco de algunas pastelerías y amas de casa para que el relleno quede más meloso. No es imprescindible, pero sí se nota la diferencia en la textura (que no en el sabor). También mezclo las especias a mi gusto, pero el resultado me teletransporta a Orihuela.

Normalmente tienen unos 13-15 cm de diámetro; también los hay minis. Estos de las fotos tienen 10-11 cm de diámetro y me salieron 12, así que estas cantidades dan para 8-12 pasteles:

  • 2 placas de hojaldre (unos 270 g por placa)
  • 500 g de carne picada de cerdo
  • 1 chorizo fresco (unos 50 g)
  • Unas 6 rodajas de blanco (leed más arriba sobre el blanco)
  • 2 huevos duros
  • 2-3 cucharadas de bechamel
  • 1-2 clavos molidos
  • 1/2 cucharadita de pimentón dulce
  • 1/4 cucharadita de nuez moscada
  • Sal y pimienta
  • 1 huevo para pincelar

La preparación:

* Yo la carne la suelo preparar la noche antes para ahorrar tiempo y dejar que se enfríe y no esté tan suelta como recién hecha, pero también la puedes hacer en el momento y dejar que se enfríe mientras preparas el resto; eso sí, no pongas el relleno caliente sobre la masa o fundirás la mantequilla del hojaldre. 

1. Calentamos un par de cucharadas de aceite de oliva en una sartén o cazuela; echamos la carne picada con el clavo molido, la nuez moscada, el pimentón dulce, sal y pimienta. Removemos y dejamos que se cueza la carne. No hay que hacerla de más porque aún le queda el horneado; le damos unos minutos, lo suficiente para que no esté rosa. Y mezclamos con 2-3 cucharadas de bechamel, que como digo no es imprescindible, pero deja el relleno más meloso. Sacamos de la sartén y dejamos enfriar.


2. Preparamos el embutido; yo corto una rodaja de chorizo en mitades o cuartos y le pongo 3-4 trozos a cada pastelito, así está mejor repartido y no te llevas todo el chorizo en un bocado.  Lo mismo con el blanco. También porque estos de la foto son un poco más pequeños de lo normal, así que no caben varias rodajas enteras. 
Si pones rodajas enteras, ten en cuenta que te hará falta más embutido.


3. Ahora cortamos la masa; yo uso una lata, pero puedes usar un molde de cocina, recortar un círculo de papel y cortar alrededor con un ciuchillo o como tú veas. No tiramos nada de la masa, que luego uniremos las sobras para hacer más pasteles.


3. Tomamos nuestro primer círculo de masa, servimos un par de cucharadas del picadillo; dejamos 0,5-1 cm del borde libre. Sobre la carne repartimos 3-4 trozos de chorizo y 3-4 trozos de blanco. Coronamos con una rodaja de huevo duro (lo mismo con el huevo que con el embutido; para este tamaño lo mejor es una rodaja en el centro, pero si los hacéis más grande, podéis meter más).


* Si vamos a hacer muchos pasteles, podemos mezclar los trozos de embutido con el picadillo y así agilizar el proceso, pero como esta receta es para pocos, suelo hacerlo así para asegurarme de que los sabores estén bien repartidos.

4. Tapamos con otro cículo de masa, humedecemos el borde con agua (nos mojamos un poco el dedo y listo) y sellamos. Podemos sellar con las yemas de los dedos simplemente; en otras recetas el aspecto es importantísimo, pero esta es muy humilde y sencilla en su aspecto.


* Los retales y esquinas de masa que nos han ido quedando, los juntamos, presionamos con las manos o con un rodillo, pero sin hacer más fina la masa, y sacamos más círculos de masa hasta que ya no nos quede hojaldre.

5. Cuando tengamos todos los pasteles rellenos y sellados, pincelamos con un huevo batido.


6. Horneamos en el horno ya precalentado a 200°C con función ventilador durante 15 minutos, hasta que estén dorados. Sin función ventilador, pueden requerir 5 minutos más.

Y listo. Los dejamos reposar sobre una rejilla para que no suden y ya se pueden disfrutar. Personalmente me gustan tanto fríos como templados, pero es imposible resistirse a catarlos mientras están recién hechos. 


Si los quieres recalentar, recomiendo calentar el horno a 200°C, apagar cuando esté caliente y darle a los pasteles unos minutos dentro (con el horno apagado). Si tienes prisa, puedes usar el microondas; no quedarán igual de crujientes, pero estarán ricos. Recuerda meter medio vaso de agua al microondas a la vez para que el pastel no quede seco.
Una vez que estén fríos, también los puedes congelar sin problema, pero no los chafes.

¡Buen provecho!

¡Sígueme en facebook! 


sábado, 9 de enero de 2021

Pollo hasselback Caprese


Primera receta del año; empecemos con un plato suave y sano, pero lleno de sabor: estas pechugas asadas que quedan bien jugosas. ¿Conocéis las patatas hasselback? Son esas que se hacen al horno pero con muchos cortes finos por arriba. Así mismo se cortan estas pechugas, de ahí el nombre. ¿Y conocéis la famosa ensalada caprese italiana? Tomate, mozzarella fresca y albahaca fresca. Pues de ahí viene el apellido de esta receta, y es que en los cortes vamos a meter precisamente esos ingredientes.

Y esa es básicamente la idea. Esta receta la hago mucho con las verduras que tenga; lo aso todo a la vez y listo. Otras veces hago las pechugas solas y sirvo con una ensalada, y otras veces cambio el tomate, la albahaca y la mozzarella por queso azul y pera o manzana, pero eso vendrá en otra receta. Hoy os explico esta.

Para 2-3 raciones (mi vikingo se come la pechuga entera, pero a mí siempre me sobra y así tengo mi almuerzo del día siguiente:

  • 2 pechugas de pollo (unos 400 g)
  • 1 bola de mozzarella fresca
  • 1 tomate de pera
  • Un puñado de hojas de albahaca fresca
  • 1 cebollita (en mi caso, morada)
  • Aceite de oliva
  • Sal y pimienta
Para la guarnición:
  • 1 cebolla mediana-grande
  • 1 pimiento morrón o 2 italianos
  • 3-5 zanahorias, según tamaño
  • 2-3 dientes de ajo
  • Aceite de oliva
  • Sal y pimienta
  • Un chorrito de vino blanco
  • Opcional: Calabacín, coliflor, berenjena... Usa lo que tengas y te guste. Igual con las especias; usa mezclas que te gusten, hierbas o lo que te apetezca. Yo uso tomillo a menudo.

La preparación:

1. Preparamos las verduras: cortamos en trocitos toscos la cebolla pelada, el pimiento y la zanahoria (pelada o no, al gusto). Picamos el ajo, salpimentamos todo y mezclamos. Rociamos con un chorrito de vino blanco y un xhorro de aceite, mezclamos de nuevo y le damos 10-15 minutos en el horno precalentado a 190°C.


2. Mientras tanto preparamos el pollo: Hacemos cortes trasversales sobre la cara de arriba, pero sin llegar a cortar del todo; es decir, queremos abrir rajas en la pechuga, no cortar tiras de pollo.


3. Rellenamos las rajas: Yo pongo rodaja de mozzarella en una, rodaja de tomate en la siguiente y albahaca escondida entre el tomate y el pollo para que no se queme la hojita. Y como veis, también pongo una rodajita de cebolla con la mozzarella, porque me gusta mucho cómo queda. Salpimentamos.

4. Sacamos del horno las verduras, las movemos y hacemos hueco para colocar las dos pechugas entre las verduras. Podemos rociar las pechugas con un chorritín de aceite de oliva. Devolvemos al horno y le damos unos 30 minutos. Controlamos de vez en cuando que no se quemen las verduras; si hace falta cubrimos la fuente con papel de horno o papel de plata hasta que el pollo esté cocido del todo. 


Y listo :)

¡Buen provecho!

¡Sígueme en facebook!