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domingo, 27 de julio de 2014

Ensalada de pasta, arándanos, feta y nueces


La verdad es que nunca he entendido muy bien porqué se le llama ensalada a la ensalada de pasta y a la de patata, por ejemplo, pero en Dinamarca se hacen mucho y aquí está la mía, con una combinación de ingredientes improvisada que nos gustó muy pero que muy mucho. Para 4:

  • 300 g de pasta integral
  • 250 g de queso feta
  • 200 g de arándanos azules
  • 70 g de nueces
  • Opcional: Si os gusta el apio, es un sabor que le iría bien, aunque a mí no me guste.
Aliño:
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 2 cucharadas de agua
  • 2 ajetes
  • Sal y pimienta negra
  • Limón al gusto


La preparación:

1. Hervimos la pasta con un poco de sal gruesa y una pizca de aceite para que nos quede suelta. El tiempo lo pondrá en el paquete, pero la pasta integral suele rondar los 12 minutos de cocción a partir del primer hervor.





2. Cortamos el feta en daditos, rompemos un poco las nueces y lavamos los arándanos. El aliño lo preparamos mezclando el agua y el aceite, los ajetes bien picaditos, la sal, la pimienta y el limón. Emulsionamos y probamos de sabor por si hubiera que rectificar.




3. Escurrimos la pasta, la pasamos por agua fría para detener la cocción y aligerar el enfriamiento y la servimos en una ensaladera. 

4. Poco a poco vamos incorporando el aliño y removiendo para que llegue por todas partes. Incorporamos las nueces, removemos y después hacemos lo mismo con el queso y los arándanos. Lo mezclamos todo y la dejamos enfriar en la nevera durante al menos 30 minutos.




¡Buen provecho!


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Bergua*



jueves, 24 de julio de 2014

Pasta negra mexicana (vegetariana)


Cuando me topo con un ingrediente poco común, no puedo evitarlo, tengo que aprovechar y llevármelo a casa para probar a hacer algo con él. Eso me pasó con esta pasta, que está hecha de judías negras, con lo cual es todo proteína y además es apta para vegetarianos, al no llevar tinta de calamar como la pasta negra habitual; tampoco contiene gluten. Siendo la pasta negra, el plato me pedía color, y se lo di con ingredientes frescos y coloridos que solemos relacionar con la cocina mexicana, como son el aguacate, el tomate, el maíz y el queso de tipo oaxaca. Lo ideal hubiera sido un oaxaca o panela, pero si no es posible, un mozzarella fresco no quedará nada mal ;) Para 2:


  • 100 g de espaguetis de judía negra
  • Un puñado de tomatitos cherry, preferiblemente de 2 colores
  • 150 g de maíz dulce en grano
  • 200 g de queso oaxaca o mozzarella fresca

Para la salsa fría de aguacate:
  • 1/2 pepino
  • 1 aguacate
  • 1 ajete
  • El zumo/juego de 1/2 limón o lima
  • 1 cucharadita de aceite de sabor suave
  • Sal, pimienta
  • 5 hojitas de menta
  • 2 hojas de cilantro o 1 cucharadita de cilantro en polvo


La preparación:

1. Hervimos la pasta como si fuera la que usamos normalmente. Lleva unos 8-10 minutos. Después reservamos.






2. Mezclamos la pasta con el queso, los tomates y el maíz que tendremos preparados; los tomates en mitades y el queso en daditos.






3. Juntamos los ingredientes de la salsa de aguacate en un vaso de batidora y los batimos juntos. El pepino aporta el agua, pero si se nos queda demasiado espesa, podemos añadir un poco de agua. Probamos de sabor y rectificamos si hace falta.



4. Servimos la pasta mezclada con los demás ingredientes y una muestra de la salsa en el plato. El resto lo llevamos a la mesa y que cada comensal se sirva cuanto quiera. ¡Y no tiene más complicación!


¡Buen provecho!


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martes, 22 de julio de 2014

Sopa cítrica japonesa (Dashi)


Esta no es una sopa que se consuma como tal en Japón, pero sí es de inspiración japonesa, con un par de toques tailandeses. La mayoría de sopas japonesas, que se llaman "dashi", se condimentan con kombu (de la familia de las algas kelp), con bonito rallado o sardinas secas. La base de la sopa de hoy es el alga kombu; se suelen comprar deshidratadas y se rehidratan en agua tibia o cociéndolas a fuego lento. Puede que la conozcáis como konbu, dashima (en coreano) o haidai (en chino), y es que es un alga comestible de bastante relevancia en la gastronomía coreana, china y taiwanesa. De hecho, es uno de los componentes del seitán, tan popular en Asia. La kombu dashi (sopa de algas) que os propongo es vegana, con verduras, el alga, especias y la adición de 2 ingredientes que suelen encontrarse en las sopas tailandesas, como son la citronela (lemongrass) y la gundilla (chili). Para 2:


  • 1 pimiento rojo alargado
  • 1/2 de puerro 
  • 1 zanahoria
  • 2 tallos de citronela (lemongrass)
  • 25 g de kombu tang
  • 2 dientes de ajo
  • Jengibre fresco
  • 1 gundilla
  • El zumo de 1/2 lima
  • 1 cucharada de salsa de soja
  • 1 cucharada de harina de patata o almidón de maíz disuelta en 1 dedo de agua fría
  • 1 cucharada de aceite de oliva
  • 2 ajetes para decorar
  • Sal marina
  • 1 cucharadita de cilantro en polvo



La preparación:

1. Para poder consumir la citronela tenemos que retirar las capas exteriores más duras. Después cortaremos los tallos en trozos de 2-3 cm y les daremos un golpe con la hoja del cuchillo para que se abran y desprendan más sabor en la sopa.


 2. Laminamos el ajo y el jengibre y cortamos en aros la guindilla. Si queremos que pique menos, nos deshacemos de las semillas lavándolo. Calentamos la cucharada de aceite en el wok y salteamos estos 3 ingredientes.






3. Añadimos las verduras cortadas en juliana. El pimiento en aros. Añadimos también la citronela y salteamos durante 2-3 minutos.



4. Entonces incorporamos 1 litro de agua, la salsa de soja, las algas y el cilantro en polvo. Tapamos y llevamos a ebullición a fuego lento medio. La dejaremos cocer unos 15-20 minutos, hasta que las verduras estén tiernas. En cuanto las algas se rehidratan un poco, yo las pesco, las corto a tiras y las devuelvo a la sopa.



5. Cuando está lista, bajamos el fuego casi al mínimo y, cuando deje de hervir, vertemos la maizena o la harina de patata disuelta en agua. Añadimos una pizca de sal y dejamos que cueza a fuego lento durante 2 minutos. Para espesar sopas, en Japón se usan este tipo de almidones refinados.


6. Apagamos el fuego pasados esos 2 minutos, añadimos el zumo de lima y decoramos con unos ajetes cortados en trocitos de forma oblicua.

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domingo, 20 de julio de 2014

Gachas rojas con nata (rødgrød med fløde)


Este postre de verano se empezó a hacer allá por 1900 y es uno de los platos más "tradicionalmente daneses" del repertorio, sin embargo, también es una de esas recetas que ya muy poca gente hace en casa (hoy en día se puede comprar envasado). Ese es precisamente el motivo por el que he querido hacer este postre; este es mi aporte para revivirlo entre las generaciones más jóvenes, dentro y fuera de Escandinavia. Es en su origen una receta de aprovechamiento; después de la recogida de la fresa y otras frutos rojos que se había cosechado, los más vistosos se vendían, mientras que los que no tenían tan buen aspecto se aprovechaban haciendo estas gachas.
Lo curioso del caso es que, aunque ya no sea tan común prepararlo, todo el que haya pasado un par de días entre daneses habrá oído el nombre de este postre. De hecho hay varios vídeos en youtube en el que algún danés reta a varios extranjeros a pronunciar el nombre del postre, que resulta todo un trabalenguas para quien no habla danés por la pronunciación de las vocales y la "d" blanda. El nombre del plato, "rødgrød med fløde", se ha convertido así en un indicador de origen para los daneses, lo que, en el anglicismo de origen hebreo, también se llama un shibboleth.


Esta receta la he escogido y preparado especialmente para participar en la etapa de julio de la ruta gastronómica/el reto Cocinas del mundo. La receta, que da para 4 comensales, es de Thomas Herman, un chef de renombre en Dinamarca. Sin más dilación, os dejo con ella y los colores de la bandera danesa.

  • 175 g de frambuesas
  • 100 g de grosella roja
  • 175 g de fresas
  • 2 dl de zumo de frutos rojos, no demasiado intenso (cerezas, frambuesas, grosella...)
  • 100 g de azúcar de caña
  • 1 vaina de vainilla
  • Unas gotas de zumo de limón
  • Harina de patata (para la receta tradicional). Si no encontramos, podemos utilizar almidón de maíz (Maizena)
  • Nata líquida para montar (sin montar) para cuando sirvamos
  • Unos cuantos frutos rojos de sobra para decorar



    La preparación:

    1. Preparamos las frutas: Separamos la fresa del pedículo y las hojas verdes, las lavamos y cortamos en cuartos; lavamos las frambuesas y las grosellas.

    2. Llevamos el zumo de frutos rojos, el azúcar y la vainilla a ebullición removiendo a fuego lento-medio.


    3. Cuando hierva, incorporamos los frutos rojos y dejamos hervir durante 5 minutos, hasta que todo este blando.
     4. Pasamos nuestro preparado por un colador sobre una olla limpia. Yo lo hago en 2 pasos. Primero lo paso por un colador de agujero ancho y me aseguro de presionar la fruta con una cuchara de madera para que pase todo el jugo y el puré posible.



    5. Después paso el jugo resultante por un colador de agujero pequeño para deshacerme de absolutamente todas las semillas. De nuevo presiono con la cuchara de madera para aprovechar todo el jugo. Tiramos lo que no pase, que estará lleno de semillas.




    6. Entonces disolvemos 2-4 cucharadas de harina de patata en un poco menos de 0,5 dl de agua y la vamos incorporando poco a poco a la olla mientras removemos hasta que adquiera la consistencia gachosa, aunque un poco más líquida, ya que al enfriarse se hace más densa. A partir de que echemos la harina a la olla, no podemos dejar que hierva.


    7. Apartamos la olla del fuego y añadimos limón al gusto. Si hace falta añadimos también algo de azúcar. Removemos y dejamos que se enfríe gradualmente a temperatura ambiente antes de refrigerarlo. Se toma frío ;)

    8. Cada uno se sirve en un cuenco y sobre la gacha roja se sirve nata líquida y se espolvorean trozos de frutos rojos que nos hayan sobrado. 




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    jueves, 17 de julio de 2014

    Halloumi a la menta, miel y lima con cuscús de chalotas


    En casa somos amantes del queso, nos encantan prácticamente todos los tipos. Llevaba tiempo con la idea de inventarme una receta que incluyera brochetas de halloumi o paneer, pero no había podido encontrar ninguno de los dos hasta que en un pueblecito, por casualidad, entré a una tienda libanesa. Por si no lo conocéis, el halloumi es un queso chipriota que queda delicioso a la parrilla o asado, porque no se derrite. También se usa a veces en ensaladas; tiene un sabor salsado y es algo más duro que la mozzarrella. El paneer a su vez es un queso indio que también resiste altas temperaturas y suele servirse en ensalada o en platos como currys. 
    La menta es una hierba que casa muy bien con el halloumi porque lo mantiene fresco durante más tiempo gracias a su acción antibacteriana, así como la miel con queso fresco es una combinación celestial que siempre tengo en mente. Cuando me encontré en aquella tiendecita las chalotitas moradas y el cuscús gigante libanés, el puzzle se formó sólo en mi cabeza, aquí os traigo la receta que visualicé. Esté fue uno de esos platos que me encantó crear y saborear. Para 2:


    • 250 g de queso halloumi
    • 100 g de cuscús gigante libanés (o sémola de cuscús marroquí, si no encontramos)
    • Un puñado de chalotas pequeñas moradas
    • 150 g de tomates cherry de 2 colores
    • 2 cucharadas de miel
    • El zumo de 1 lima
    • 1 cucharada de aceite de oliva
    • 2 cucharadas de agua
    • 6 hojitas de menta fresca
    • Sal marina
    • +1 cucharada de aceite de oliva



    La preparación:


    1. Pelamos las chalotas y cortamos los tomates cherry en cuartos. Si las chalotas son grandecitas, las cortamos también en mitades o cuartos.





    2. Ponemos el cuscús gigante a hervir con una pizca de sal marina. Si utilizamos sémola de cuscús, la versión pequeña, podemos hervirlo también, pero lo correcto es prepararlo al vapor, como explico aquí.



    3. Mientras tanto vamos a saltear las chalotas en una olla sin aceite ni nada, sólo para calentarlas un poco. Pasado 1-2 minutos, añadimos la mezcla de menta picada, agua, miel, zumo de lima y aceite. Reducimos el fuego a bajo-medio, tapamos y dejamos pochar. De vez en cuando probamos por si hubiera que añadir miel; el sabor a lima se acentúa durante el proceso de cocción.




    4. Cuando las chalotas estén tiernas, las separamos de la salsa, que habrá espesado y se verá acaramelada. Las chalotas las mezclamos con el cuscús y la salsa la reservamos para el toque final del halloumi.



    5. En una sartén calentamos 1 cucharada de aceite de oliva y salteamos durante 30-50 segundos los cuartos de tomate cherry. Reservamos.




    6. En la misma sartén vamos a preparar el halloumi. No tiene porqué ser en brochetas.  A mí me gusta por la presentación y la comodidad al cocinar, pero no es imprescindible. Primero cortamos el queso en 6 tiras gruesas. Después las atravesamos con cuidado con la brocheta. Si usamos palillos de madera, es buena idea remojarlos antes en agua para que no se quemen.



    7. Entonces los ponemos en la parrilla a fuego medio-alto y les vamos dando la vuelta para que se doren por todas las caras. Cuando estén listos, apagamos el fuego y rociamos con la salsa de miel, menta y lima que habíamos reservado tras preparar las chalotas. El calor residual será suficiente. Nos aseguramos de que el halloumi se impregne de la salsa y retiramos de la sartén.



    8. Ya sólo nos queda emplatar. 3 brochetas de halloumi en cada plato, la mitad del cuscús con las chalotas, la mitad de los tomates cherrys y una hojita de menta para decorar. ¡Que lo disfrutéis tanto como yo!



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    martes, 15 de julio de 2014

    Briouats de huevo


    Este tipo de briouat hay que manejarlo con delicadeza al hacerlo, pero el truco de la receta radica precisamente en su sencillez. No son triangulares, como  suelen ser los briouats de carne o de almendra, sino que son un paquetito cuadrado. De niña lo probé en un restaurante árabe de Alicante que ya no existe; ya de mayor, y no habiendo vuelto a encontrarlo en ningún menú, me he propuesto revivir la experiencia en casa.

    • 3 huevos
    • 3 obleas o cortes cuadrados/rectangulares de pasta brick
    • Perejil picado
    • Sal, pimienta negra
    • Aceite de oliva


    La preparación:

    1. Calentamos 2 cucharadas de aceite en una sartén.

    2. Colocamos la pasta brick sobre un plato curvado en el centro y cascamos el huevo justo en medio.




    3. Sazonamos, añadimos el perejil picado y cerramos el briouat con cuatro dobleces, como si fuera un paquetito de regalo. 




    4. Cuando el aceite esté bien caliente, echamos con mucho cuidado el paquetito a la sartén con el aceite ya caliente y dejamos que se dore. A la vez vamos echando aceite de la sartén sobre el otro lado con una cuchara o le damos la vuelta con mucho cuidado para que se haga del todo.



    5. Secamos sobre papel absorbente y servimos caliente. Si no lo hemos cocinado de más, tendremos un contraste brillante entre la pasta crujiente y la yema que rezuma.



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    domingo, 13 de julio de 2014

    Tamagoyaki (tortilla japonesa)


    Os he puesto el nombre completo por aquello de la formalidad, pero ahora que ya os conocéis, a esta tortilla de huevo japonesa se le suele llamar simplemente tamago. Al principio se me olvidaba siempre el nombre y pensaba en "tamagochi" para rescatarlo de mi memoria. Así caí en que a la maquinita la llamaron así por su forma de huevo, de lo que se entera una a estas alturas. Y es que tamagoyaki significa huevo asado y también se le llama dashimaki, si se hace con caldo de bonito. Se toma como desayuno o en platos de sushi y, aunque se caracteriza por su tono dulzón, puede ser salado también, según la zona y el cocinero. Se cocina en sartén rectangular, pero hoy os demostraré que no es imposible hacerlo en una redonda ;)

    • 3 huevos
    • 1/2 cucharada de salsa de soja
    • 1/2 cucharada de maizena o harina de patata
    • 1/2 cucharada de azúcar; en mi caso de caña.
    • Aceite vegetal
    • Opcional: Yo quise darle un toque verde y añadí 1 cucharada de algas secas. También pueden ser espinacas picaditas o cebollino, por ejemplo.
    • 1/2 cucharadita de umami* en polvo.


    * Aprovecho para contaros sobre el umami, por si no lo conocéis. Leí hace tiempo un artículo sobre este 5º sabor desconocido hasta hace poco en Europa como tal. Tenemos dulce, salado, amargo, ácido y umami, que significa "sabor sabroso". Si os interesa el tema, aquí podéis leer más sobre qué es, cómo se identifica, en qué alimentos está presente y cómo se usa en la cocina. Me sorprendió bastante encontrarlo en la zona de especias de una tienda hace poco y me lo llevé.

    Si no encontráis, no os preocupéis: La salsa de soja es rica en umami, así que eso ya sirve. Pero las setas (somo la shiitake) y los champiñones también contienen ese sabor. Puedes usar ralladura o polvo de champiñón, por ejemplo. El bote de especia umami que os muestro en la receta lleva polvo de tomate, de champñón, de cebolla, de salsa de soja, de ajo, sal, pimienta y cayena, básicamente.



    La preparación:





    1. Batimos los huevos con la maizena, el azúcar, la salsa de soja y el umami en polvo, si tenemos. Si vamos a darle el toque verde, añadimos la cucharada de algas secas, 2 cucharadas de espinacas picaditas...



    2. Untamos una sartén antiadherente con un poco de aceite vegetal y la calentamos a fuego medio. Como decía, debería ser rectangular, pero veréis que en la redonda también sale. 

    3. Repartimos el huevo batido por la sartén. No debe quedar gruesa la tortilla, pero demasiado fina tampoco o se romperá al levantarla. Lo que sobre lo reservamos un momento.



    4. Tras 2-3 minutos, cuando la base esté cuajada y tenga algo de color, doblamos por la mitad hacia arriba y una vez más.

    5. Entonces cubrimos la parte de arriba de la sartén con huevo batido del que nos quedaba asegurándonos de que se peque a la tortilla que ya tenemos enrollada. 



    6. Cuando cuaje por debajo el huevo que acabamos de incorporar, volvemos a doblar hacia arriba. Repetimos hasta que nos quedemos sin huevo. Antes de retirar del fuego, nos aseguramos de que el huevo esté cuajado.

    7. Cortamos los extremos para que se nos queden rectos, como si lo hubiéramos hecho en una sartén cuadrada o rectangular.

    8. Ahora cortamos nuestro rollo en rodajas de unos 2 cm de grosor y ya lo tenemos listo para comer tal cual como fiambre, como relleno de maki, sobre nigiri-sushi...

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    viernes, 11 de julio de 2014

    Tarta de fruta de la pasión, natillas y choco


    Los 15 primos de mi familia materna (pronto 16) celebramos hace unas semanas una comida de primos. Como los mayores ya somos minoría en la tribu, quise hacer para los peques una tarta muy fácil de hacer, de aspecto divertido y con sabores que no dejaran indiferente. Hace tiempo que me hice con una lata de pulpa de fruta de la pasión, también llamada maracuyá, parchita o chinola, y le llegó por fin el día. 

    • 3 láminas de bizcocho
    • 1-2 bolsas de nubes
    • 2-3 natillas de vainilla
    • 1 bolsa de M&Ms
    • 200 g de chocolate puro para fundir
    • 50 g de chocolate blanco parra fundir

    Para la gelatina de maracuyá:

    Lo primero, para conocer mejor la gelatina, os recomiendo este vídeo. Para esta receta en concreto necesitamos:
    • 1 taza de zumo de maracuyá
    • 5 láminas de gelatina neutra 
    • La pulpa de 2 maracuyás o 3/4 de una taza de pulpa de maracuyá


    La preparación:

    1. Ponemos en cuenco la gelatina en agua fría para que se vaya rehidratando. Necesitará 3-5 minutos, hasta que quede manejable.





    2. Colamos la pulpa de maracuyá. Las pepitas se usan a veces como decoración, pero en este caso nos desharemos de ellas. 



    3. Pondremos a calentar a fuego vivo el zumo de maracuyá, sin tapar. Cuando esté caliente, sin dejar que llegue a hervir, retiramos del fuego e incorporamos la gelatina ya rehidratada. Mezclamos bien para que se deshaga y después añadimos la pulpa colada. Mezclamos de nuevo y dejamos que se vaya enfriando a temperatura ambiente. Lo pasamos un recipiente (de plástico si puede ser) que tenga forma de disco, más o menos del tamaño de las láminas de bizcocho.


    4.  Cuando ya se haya enfriado un poco la mezcla, la metemos a la nevera y lo dejamos un mínimo de 2 horas reposando para que tome consistencia. Si podemos dejarlo 8 horas (una noche), mucho mejor.


    5. Pasado tiempo, y cuando haya cuajado, ponemos el recipiente en otro que contenga agua caliente. Así se desprenderá la gelatina de las paredes con facilidad. Nos podemos ayudar con un dedo, con delicadeza.




    6. Ponemos sobre la bandeja la primera lámina de bizcocho. Lo salpicamos con almíbar casero que haremos mezclando 2 cucharadas de agua y 2 de pulpa de maracuyá o simplemente agua y azúcar.




    7. Sobre este primer bizcocho untamos una natilla de vainilla. 

    8. Sobre la natilla colocamos con cuidado la lámina de gelatina ya firme. Sobre la gelatina viene otra lámina de bizcocho, también salpicada del almíbar para que no se seque la tarta. Untamos con natillas, 2 en lugar de 1 esta vez.




    9. Derretimos el chocolate puro al baño maría (o en el microondas) y untamos con él la parte superior de la tarta; el tercer bizcocho.




    *Os recuerdo que para fundir al baño maría, llevamos agua a hervir, después apartamos del fuego y metemos un cuenco cerámica en la olla con el chocolate en onzas dentro. Removemos para que se funda y no queden grumos. ¡Que no le entre agua al chocolate!


    10. Antes de que se empiece a secar el chocolate, tenemos que decorar para que el chocolate sirva de pegamento. Haremos una corona de M&Ms.




    11. Entonces pegaremos las nubes (enteras o cortadas verticalmente por la mitad) usando el resto del chocolate. Entre las nubes y los M&Ms yo espolvoreé con almendras picadas. Ahora toca dejar la tarta en la nevera hasta que se solidifique el chocolate. 





    12. Para las letras fundí un poco de chocolate blanco y con una jeringuilla de cocina escribí el mensaje. Sobre el chocolate blanco aún húmedo pegué regaliz roja para darle otro toque de color. Dejamos que se seque el chocolate blanco y ¡lista para el chute de azúcar!



    Os dejo una foto del corte:













    Y una foto de la cocinera mostrando el resultado final ;)



    ¡Buen provecho!

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