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lunes, 6 de diciembre de 2021

Galletas danesas: coronas de vainilla


Cada a
ño en diciembre publico para el reto de Cocinas del mundo una de mis recetas navideñas favoritas, y prácticamente cada año son recetas dulces danesas, casi siempre galletas jeje Y es que la repostería danesa es una delicia, pero las galletas tradicionales navideñas son mi perdición. Este año os traigo otra de mis favoritas: vaniljekranse, que significa "corona de vainilla", aunque en español a veces se les llama "roscos" o "rosquillas" de vainilla, y que puede que os suenen de las cajas de hojalata de galletas danesas de mantequilla. 
Junto con las galletas caseras, los grandes protagonistas de la Navidad danesa son los duendes, que, a lo largo de diciembre hacen travesuras y gastan bromas si no se les hace un poco la pelota, por ejemplo, dejándoles galletas junto a la puerta por la que se mudan del bosque al interior de las casas para pasar los meses duros del invierno, en torno a la Navidad. Aquí os pongo alguna foto:


Si no tratas bien a los duendes, puede que te despiertes con un bigote pintado con rotulador, puede que pongan colorante en la leche o que te pongan cereales en el café molido, puede que metan ropa interior al congelador, e incluso puede que intenten hacer ellos mismos galletas y te encuentres harina y pisadas diminutas por la mesa de la cocina. 

Pero bueno, de vuelta a las galletas. Hoy en día hay quien les añade mazapán y trozos de almendra, pero a mí me gustan las clásicas y esas son las que hago. También las he probado a hacer sin gluten, para una compañera de trabajo que tiene intolerancia, pero esa receta la quiero seguir trabajando antes de publicarla. La receta que suelo usar de base es esta, con consejos de conocidos y de otras recetas como esta, pero también quiero probar esta y esta otra.
Para unas 40 galletas:

  • 175 g de azúcar
  • 200 g de mantequilla blanda a temperatura ambiente (no derretida, sino en pomada; se saca del frigorífico la noche antes, o unas horas antes si vives en un lugar más cálido)
  • 1 huevo
  • 250 g de harina de trigo
  • 75 g de almendras
  • 1 vaina de vainilla

La preparación:

1. Convertimos las amendras en harina de almendras con ayuda de una trituradora u otro procesador de alimentos. Hay quien usa almendras peladas, quien las usa con piel, quien las pela a mano, quien las asa un poco primero... Hoy en día hasta puedes comprar la harina de almendra ya hecha. A mí me gustan tanto con piel como sin ella.

2. Abrimos la vaina de vainilla a lo largo por la mitad y sacamos con el filo de un cuchillo de lado las semillas de vainilla. 

* Para los que me preguntan si se puede usar vainilla en polvo: En teoría, sí, si no hay nada mejor. Pero no tiene la misma potencia de sabor ni deja en las galletas las pintitas negras características de la vainilla en vaina. Además, hay que llevar cuidado porque la mayoría de producentes de vainilla en polvo, en realidad venden azúcar avanillado, con lo que es más azúcar que vainilla. 
En cuanto a la esencia de vainilla como sustituto de la vainilla  en vaina, no lo recomiendo, porque el cambiar un elemento seco por uno húmedo cambia la consistencia, además de que la esencia de vainilla tiene un sabor más artificial, pero, de nuevo, si no hay otra cosa, pues bueno, menos da una piedra.

3. Mezclamos el azúcar, las semillas de vainilla, la mantequilla blanda y la harina de almendras. 

4. Añadimos el huevo y la harina de trigo y mezclamos bien con el resto hasta obtener una masa homogénea.


5. Introducimos la masa en una manga pastelera o una bolsa de plástico de esas pequeñas para congelar a la que le hayamos cortado la punta. Lo importante es usar una boquilla de estrella de talla/diámetro 9-12 mm.

6. Hacemos coronas, es decir, círculos con un agujero en medio, sobre papel de horno. Les damos unos 5 cm de diámetro y el agujero del tamaño de un grano de uva y dejamos algo de espacio entre ellas para que puedan crecer un poco en el horno. 


7. En el horno precalentado, horneamos a 200°C durante unos 6-8 minutos o hasta que tengan un toque doradito, pero sin dejar que se tuesten. Tienen que quedar más bien blancas. Si usas función ventilador y tu horno es muy potente, dales mejor 8-10 minutos a 175°C.

8. Las dejamos enfriar sobre una rejilla para que no suden. ¡Y listo! Una vez que estén frías, se conservan muy bien en una lata u otro tarro hermético hasta un mes.

 ¡Buen provecho!

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Aquí veis a la izquierda con gluten y a la derecha sin gluten.


Bergua*