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miércoles, 28 de abril de 2021

Bollitos de leche de coco samoanos: Pano popo


Estos bollitos o panecillos son típicos de la isla de Samoa y llevaba tiempo soñando con hacerlos, pero por unas o por otras, no habían caído aún. Ahora tengo claro que los repetiremos estos Pani Popo más de una y más de dos veces.

La receta la he sacado de aquí, aunque no he añadido azúcar por encima; lo mismo otro día lo pruebo. También quiero probarlos con virutas de coco deshidratado por encima. Tal y como os los pongo aquí, están de cine; tiernos, blanditos y de un sabor que hace que sirvan tanto para dulce como para salado, como las mediasnoches.

Para 12 bollitos/panecillos:

  • 1 lata de leche de coco, unos 400 ml
  • 55 g de mantequilla, preferiblemente sin sal
  • 100 g de azúcar
  • 1 huevo grande
  • 1/2-1 cucharadita de sal
  • 450 g harina común de trigo (y unos 30-40 gramos más por si hiciera falta añadir)
  • 2,5 cucharaditas de levadura seca activa
  • 30 g de leche en polvo entera
  • 3 cucharadas de agua templada (¡no caliente!)

La preparación: 

1. Mezclamos la levadura con el agua, batimos  y le damos 5 minutos de reposo para que se termine de disolver.


2. Mientras tanto mezclamos la mitad de la leche de coco (200 ml), la mantequilla en trozos, el azúcar y la sal y le damos 1 minuto en el microondas a temperatura medio-alto; lo suficiente para poder remover y que se funda e integre todo. 

3. Ahora vamos a añadir la leche en polvo y los huevos a la mezcla del punto 2, pero no queremos que la mezcla esté demasiado caliente para que se cuaje el huevo. Si está muy caliente, lo pasamos a un recipiente frío y/o esperamos un poco.

4. Vertemos la mezcla del punto 3 sobre la mezcla de levadura, mezclamos y vamos incorporando y mezclando poco a poco la harina (450 g). 

5. Amasamos durante unos 8-10 minutos. Yo le doy 8 minutos a velocidad baja, pero también se puede hacer a mano. Si la masa sigue muy pegajosa, podemos añadir un poquito más de harina, pero no más de 30-40 g o no los panecillos quedarán duros. Resulta en una masa fácilmente manejable.

6. Pasamos la masa a un cuenco ligeramente engrasado, cubrimos con un trapo húmedo o una tapa y lo dejamos levar en un lugar de temperatura estable y sin corrientes. Yo lo pongo en el horno apagado o a 30 grados (sin ventilador).

En teoría son 60 minutos, pero depende de la temperatura ambiente. Aquí en Dinamarca le di 2 horas y algo, hasta que dobló su volumen.

7. Pasado ese tiempo, golpeamos la masa para desgasificar, la pasamos a una superficie de trabajo limpia, dividimos en 12 porciones lo más parecidas posibles y formamos bolitas; primero juntamos los bordes por debajo y luego boleamos, para que queden lisos.

8. Los distribuimos en una fuente redonda de unos 30 cm de diámetro, apta para horno y ligeramente engrasada; tiene que quedar un poco de espacio entre ellos. Cubrimos los bollitos y les damos 45 minutos más de levado.

* No lo he intentado, pero, en teoría, si no los vamos a hacer en el momento, se puede refrigerar la masa hasta 24 horas después del segundo levado. 

9. Añadimos el resto de la leche de coco (200 ml) a la bandeja. Cómo veréis en la foto, mi leche de coco era muy cremosa, así que distribuí cucharadas por entre los huecos y por encima; si vuestra leche es más líquida, vertéis entre los bollitos y pinceláis por encima. Mi leche cremosa quedó líquida a los 3 minutos de meterla al horno.

* Aquí podemos espolvorear con azúcar si queremos; yo no lo hice porque quería que mis bollitos fueran más versátiles.

10. Horneamos a 180°C en el horno ya precalentado durante 20-25 minutos o hasta que estén dorados por la superficie y cocidos por dentro. Yo les doy 15 minutos con calor arriba y abajo, después 5 minutos con función ventilador para que tomen color y los saco. La base queda cocinada pero aún ligeramente húmeda de la leche de coco. Me encanta. 

Si usas función ventilador desde el principio, puede que tengas que cubrir y/o bajar la temperatura para que no se pueden de más.

11. Dejamos que reposen unos 10 minutos en la fuente y después podemos sacarlos y dejarlos enfriar. Si quieres que se mantengan templados durante más tiempo, simplemente no los saques de la fuente donde los has horneado.

Templados están muy buenos, y recomiendo que los pruebes, pero el sabor se aprecia mejor cuando ya se han enfriado. En cualquier caso, la miga queda increíblemente tierna y los panecillos se separan sin problema con las manos. 

Como decía, sirven tanto para dulce como para salado.

¡Buen provecho!

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