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domingo, 16 de mayo de 2021

Bocata de calamares


Categoría: Comida madrile
ña. Rápido, casi sin pensar; ¿qué te viene a la mente? A mí, cocido, bocadillo/bocata de calamares y buñuelos de bacalao. Hay mucho más, claro que sí, pero eso fue lo primero en lo que pensé cuando nos propusieron viajar a Madrid con Cocinas del mundo

Nunca había hecho calamares, porque en mi zona (en España, no aquí en Dinamarca) los hay en cualquier bar. Pero sabía que a mi vikingo le gustarían y quise probar a hacerlos caseros. 

Como siempre, lo primero fue investigar. Me sorprendió descubrir las diferencias regionales que existen a lo largo de España, en una receta que parece tan clara y sencilla. Estos que he hecho yo, son los únicos que he visto en bocadillo/bocata y los que se sirven en bares, restaurantes y chiringuitos de La Costa Blanca y el interior colindante. Se hacen con harina y poco más, es un rebozados la ligero, con un toque crujiente que contrasta con el calamar tierno. Al parecer, con este tipo de rebozado se conoce en otras zonas como "calamares a la andaluza". Pero esta es la receta clásica y se conocen como "calamares a la romana". También se usa este rebozado para chipirones y pescaítos. La otra variante es un rebozado con huevo y leche, que recuerda al de las gambas en gabardina. Ese rebozado es acolchado y se desprende de la anilla de calamar por dentro.

Para esta receta se suele usar harina de garbanzo o harina de trigo de freír; la harina de garbanzo es típica en frituras de pescado en Andalucía, así como en las tortitas de camarones, además de en frituras de la cocina india. La he mezclado con maizena, que ayuda a conseguir una fritura más crujiente y además se pega muy bien y hace más uniforme el rebozado. Si usas harina de trigo de freír, te puedes saltar la maizena. De la forma que yo la propongo aquí, la receta es apta para celíacos. En mi zona, además, no es nada común comerse los calamares así con pan; se sirven en una bandeja y se rocían con limón, como mucho alguien se atreve con alioli. Hoy los traigo de las dos maneras. Por lo que estuve leyendo, en Madrid es común comerlos en el bocadillo tal cual o con una salsa de mayonesa con ajo y tomate picantón. Así que hoy hemos probado la salsa también.

Bueno, al tema. Para 2 personas:

  • 500 g de calamar
  • 60 g de harina de garbanzo
  • 60 g de maizena
  • Sal y pimienta
  • Aceite de oliva de sabor suave (o mitad de oliva y mitad de girasol, porque aquí en Dinamarca no hay variedad de aceites de oliva) * Además, la mezcla de los dos aceites equilibra la temperatura conjunta y ayuda a que nos salgan todos de un color parecido; evita que los primeros tengan color pálidos y los del final salgan con aspecto de chamuscados.
Para el bocata/bocadillo:
  • Pan de barra
  • 3 cucharadas de mayonesa con ajo prensado o batido (cantidad al gusto)
  • 1-2 cucharaditas de salsa de tomate
  • Pimienta de cadena, Tabasco o o algún otro elemento para darle un toque picantón sutil


La preparación:

* Si tienes que limpiar el calamar, aquí tienes las instrucciones: Limpiar. Yo los compré ya limpios. 

Se puede aprovechar todo; con la tinta puedes hacer arroz negro, salsa o pasta a la tinta de calamar.

* Si usas calamar congelado, déjalo descongelar a su ritmo en el frigorífico; tarda como mínimo una noche.

1. Lo primero que vamos a hacer es darle la vuelta a los calamares, como si fueran un calcetín; la parte de fuera resbala más y el rebozado se adhiere mejor a la parte de dentro. Lo importante para darles la vuelta es empezar desde la punta, empujando hacia dentro con un dedo; cuando ya vamos por más de la mitad, empujamos con la mano y terminamos de dar la vuelta. Si empezamos desde la parte abierta, se romperá.

2. Ahora secamos a toquecitos con papel absorbente. 

3. Cortamos las anillas, de unos 1,5-2 cm de grosor. Volvemos a secar bien con papel absorbente.

4. Mezclamos en un plato la harina y la maizena.

* Hay quien añade sal y pimienta a la mezcla o a las anillas de calamar, pero eso los haría soltar agua, así que no lo aconsejo.

5. Pasamos las anillas por la mezcla de harina y maizena y nos deshacernos del exceso de harina; para eso podemos pasar un tenedor por el agujero y sacudir un poco o meter la anilla en un colador de rejilla y sacudir con cuidado.

* Este paso se debe hacer justo antes de freír, no con antelación, porque el calamar siempre conserva algo de humedad y, si pasa mucho tiempo, desaparece la capa de harina.

6. ¡Toca freír! Con suficiente aceite. Si tenéis una espumadera o una rasera grandes, mejor; podréis freír y sacar más cantidad de calamares a la vez. Yo mezclo aceite de oliva y de girasol; es más económico, el sabor es más suave, y además la temperatura se mantiene más estable.

La temperatura es muy importante a la hora de freír; si el aceite está demasiado frío, el calamar se empapará de aceite y quedará blando. Si el aceite está demasiado caliente, se quemarán por fuera y quedarán crudos por dentro. Lo ideal es empezar a freír cuando el aceite alcance los 180° C. Yo uso un termómetro de cocina, pero también se puede echar un trocito de pan o algo así al aceite y ver si hace ruido y burbujea.

Otro factor importante es el tiempo. 2-3 minutos, no más. Si nos pasamos, quedarán tiesos.

* Salpimentamos los calamares justo antes o justo después de freirlos.

7. Los vamos poniendo sobre papel de cocina absorbente para deshacernos del exceso de aceite, pero sin amontonarlos.

8. El resto es "pan comido" ;) Metemos una ración generosa de calamares en el pan y coronamos con la salsa. Listo. Y lo típico es acompañar con una cerveza.


¡Buen provecho!

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martes, 11 de mayo de 2021

Degustación etíope


Hace ya unos años de esta visita a un restaurante etíope de Madrid, pero por unas o por otras, no había escrito ni publicado sobre la experiencia. Una pena, porque en su día me acordaría mucho mejor de todo que ahora, pero bueno, más vale tarde que nunca. El restaurante se llama Nuria y fue una experiencia genial. 

Años después volví a comer algunos de estos platos aquí en Dinamarca, hechos por mis alumnos eritreos. Eritrea y Etiopía comparten mucha historia y cultura, como ya contaba en la entrada sobre el pan eritreo y etíope Himbasha.

Al restaurante fui con M. y C. y pedimos un menú de degustación para 4 con lo siguiente (con las fotos explico lo que es):
  • 2 entrantes a elegir; en nuestro caso, sambusa y foul. 
  • Especial doro 
  • Especial ternera
  • Mandi (arroz)
  • Especial vegetariano (Beyainatu, o "un poco de todo")
* Todo acompañado de injera, que es el pan etíope por excelencia; un tipo de crepe que se usa en lugar de cubiertos y platos; la comida se sirve sobre los crepes y el crepe se va rasgando y se usa para llevarse a la boca la comida (y se come, claro). Injera está hecho de harina fermentada de Teff y es apto para celíacos, ya que no contiene gluten. 

* Además, para beber pedimos tej, que es un vino de miel artesanal, es decir, hidromiel etíope. El restaurante cuenta lo siguiente sobre el hidromiel: "...posiblemente la primera bebida alcohólica consumida por el hombre.En la antigüedad, existía la tradición de que las parejas recién casadas tomasen hidromiel durante un ciclo lunar después de la boda para conseguir un hijo varón. Ése es el origen de la «Luna de miel»."


* En la cocina etíope son imprescindibles el berebere, que es una mezcla de especias; el mitmita, que es guindilla en polvo con cardamomo, clavo, canela y jengibre; awaze, que es una pasta de gundilla con ajo, jengibre y otras especias y kibe, que es mantequilla clarificada con especias tales como comino, cúrcuma, cardamomo, canela y nuez moscada.

De entrantes comimos:

Sambusa: masa finísima crujiente rellena, parecido a los briouats marroquíes.


Foul: Guiso de habas con tomate, ajo, cebolla, pimiento y huevo.


Como digo, el menú incluída además especial doro, ternera y vegetariano beyainatu (un poco de todo). Además de Mandi o al mandi, que es arroz.

Probamos un curry-estofado de pollo y huevos duros (doro wot), que es plato nacional de Etiopía; un curry-estofado de carne de venado (alitcha wot); estofado de lentejas especiadas (misir wot); queso fresco casero (ayib) y ensalada. También comimos Tibs, que es ternera troceada frita con mantequilla etíope (kibe), ajo y  cebolla. Además de Yebeg Wot, un estofado de ternera; un par de tipos de curry de lentejas (el amarillo es kik altcha); y varios tipos de verduras estofadas o rehogadas, como remolacha, berza (Ye'abesha Gomen) y zanahoria con patata (atkilt wot). 

Y algo me falta seguro, pero ya digo que hace unos cuantos años y no me acuerdo de todo.


Nuestros vecinos de mesa pidieron un entrantre diferente; ya no recuerdo lo que era, pero puede ser "Tikil gomen", un estofado de repollo, o "fatira" con huevo, si lo presentaron con la torta en tiras.


No pedimos café, solo té, pero el restaurante lleva a cabo la ceremonia del café y tuesta los granos delante de ti; esa ceremonia es una parte muy significativa de la vida social y cultural de los etíopes.


O no nos quedaba dinero, o no nos cabía nada más en la barriga, porque no pedimos postre, y eso es raro... Pero con el té, nos obsequiaron con baklava etíope; lo conoceréis tal vez de la gastronomía turca. Tiene su origen en la cocina otomana y se prepara en muchos países.

Por último, os enseño la tapa del recipiente en el que nos trajeron la comida; veréis que se parece a un tajín, pero no se usa para cocinar; es como una cesta de mimbre; se llama "mesob".


Y me despido con un par de fotos de la entrada al restaurante. ¡Ojalá pueda volver pronto!




¡Buen provecho!

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