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martes, 11 de mayo de 2021

Degustación etíope


Hace ya unos años de esta visita a un restaurante etíope de Madrid, pero por unas o por otras, no había escrito ni publicado sobre la experiencia. Una pena, porque en su día me acordaría mucho mejor de todo que ahora, pero bueno, más vale tarde que nunca. El restaurante se llama Nuria y fue una experiencia genial. 

Años después volví a comer algunos de estos platos aquí en Dinamarca, hechos por mis alumnos eritreos. Eritrea y Etiopía comparten mucha historia y cultura, como ya contaba en la entrada sobre el pan eritreo y etíope Himbasha.

Al restaurante fui con M. y C. y pedimos un menú de degustación para 4 con lo siguiente (con las fotos explico lo que es):
  • 2 entrantes a elegir; en nuestro caso, sambusa y foul. 
  • Especial doro 
  • Especial ternera
  • Mandi (arroz)
  • Especial vegetariano (Beyainatu, o "un poco de todo")
* Todo acompañado de injera, que es el pan etíope por excelencia; un tipo de crepe que se usa en lugar de cubiertos y platos; la comida se sirve sobre los crepes y el crepe se va rasgando y se usa para llevarse a la boca la comida (y se come, claro). Injera está hecho de harina fermentada de Teff y es apto para celíacos, ya que no contiene gluten. 

* Además, para beber pedimos tej, que es un vino de miel artesanal, es decir, hidromiel etíope. El restaurante cuenta lo siguiente sobre el hidromiel: "...posiblemente la primera bebida alcohólica consumida por el hombre.En la antigüedad, existía la tradición de que las parejas recién casadas tomasen hidromiel durante un ciclo lunar después de la boda para conseguir un hijo varón. Ése es el origen de la «Luna de miel»."


* En la cocina etíope son imprescindibles el berebere, que es una mezcla de especias; el mitmita, que es guindilla en polvo con cardamomo, clavo, canela y jengibre; awaze, que es una pasta de gundilla con ajo, jengibre y otras especias y kibe, que es mantequilla clarificada con especias tales como comino, cúrcuma, cardamomo, canela y nuez moscada.

De entrantes comimos:

Sambusa: masa finísima crujiente rellena, parecido a los briouats marroquíes.


Foul: Guiso de habas con tomate, ajo, cebolla, pimiento y huevo.


Como digo, el menú incluída además especial doro, ternera y vegetariano beyainatu (un poco de todo). Además de Mandi o al mandi, que es arroz.

Probamos un curry-estofado de pollo y huevos duros (doro wot), que es plato nacional de Etiopía; un curry-estofado de carne de venado (alitcha wot); estofado de lentejas especiadas (misir wot); queso fresco casero (ayib) y ensalada. También comimos Tibs, que es ternera troceada frita con mantequilla etíope (kibe), ajo y  cebolla. Además de Yebeg Wot, un estofado de ternera; un par de tipos de curry de lentejas (el amarillo es kik altcha); y varios tipos de verduras estofadas o rehogadas, como remolacha, berza (Ye'abesha Gomen) y zanahoria con patata (atkilt wot). 

Y algo me falta seguro, pero ya digo que hace unos cuantos años y no me acuerdo de todo.


Nuestros vecinos de mesa pidieron un entrantre diferente; ya no recuerdo lo que era, pero puede ser "Tikil gomen", un estofado de repollo, o "fatira" con huevo, si lo presentaron con la torta en tiras.


No pedimos café, solo té, pero el restaurante lleva a cabo la ceremonia del café y tuesta los granos delante de ti; esa ceremonia es una parte muy significativa de la vida social y cultural de los etíopes.


O no nos quedaba dinero, o no nos cabía nada más en la barriga, porque no pedimos postre, y eso es raro... Pero con el té, nos obsequiaron con baklava etíope; lo conoceréis tal vez de la gastronomía turca. Tiene su origen en la cocina otomana y se prepara en muchos países.

Por último, os enseño la tapa del recipiente en el que nos trajeron la comida; veréis que se parece a un tajín, pero no se usa para cocinar; es como una cesta de mimbre; se llama "mesob".


Y me despido con un par de fotos de la entrada al restaurante. ¡Ojalá pueda volver pronto!




¡Buen provecho!

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lunes, 10 de junio de 2019

Recetas con ajo de oso silvestre


¿Qué es eso de ajo de oso silvestre? Pues es una planta que aquí en Dinamarca invade los bosques ahora en primavera y que huele y sabe a algo entre cebolleta y ajo suave. También se conoce como "ajo del norte". Para los curiosos, os cuento que en latín se llama Allium ursinum y en danés ramsløg.

Aquí en Dinamarca crece a sus anchas por los bosques, así que mucha gente, como yo, sale a pasear y se trae un poco a casa para cocinar; la época es entre marzo y junio. En el norte de Alemania también lo hay (Bärlauch); en Finlandia también (Karhunlaukka); en el centro y el norte de España y hasta en Asia.

Hay otras plantas que se le parecen en aspecto, y hay que llevar cuidado porque no todas son comestibles, pero la verdad es que no hay lugar a dudas gracias al olor a ajete que despiden. 

Los usos más comunes que se le dan aquí en Dinamarca son como especia en la ensalada de patatas, en pesto, en pan, en sal, en sopas... También hay quien usa las hojas para envolver la carne y asarla a la parrilla. Yo hoy os traigo tres recetas que yo suelo preparar: pan de ajo de oso; sal de ajo de oso y pesto de ajo de oso.

Aquí podéis ver el ajo de oso en flor en medio del bosque:


Pesto de ajo de oso

  • 200 g de ajo de oso (hojas y tallos, flores no)
  • 100 g de almendras con piel (también puedes probar con nueces o avellanas)
  • 75 g de parmesano o pecorino
  • Zumo de 1/1-1 limón
  • Ralladura de la piel de un limón
  • Aprox. 2 dl de aceite de oliva
  • 1/2 cucharadita de sal marina

La preparación:

1. Lavamos las hojas de ajo de oso, las secamos y las rompemos o cortamos por la mitad; cortamos el queso en tacos para que quepan bien en la trituradora; tostamos las almendras en una sartén, no hace falta aceite, solo moverlas de vez en cuando para que no se quemen.

2. Echamos a la trituradora el ajo de oso, las almendras, el queso, el aceite, el zumo de limón y la sal. Trituramos bien. Comprobamos si nos gusta de consistencia y añadimos aceite y trituramos hasta que quede a nuestro gusto; más cremoso, más denso, más fino...


3. Finalmente probamos de sabor y rectificamos de sal y de limón si hace falta. Guardamos en tarros de cierre hermético.


* Se conserva bien en el frigorífico hasta unas 3 semanas, y si lo congelas en el momento, puedes usarlo hasta 3 meses después. Cuando lo vayas a utilizar, déjalo descongelar a temperatura ambiente.
* Va genial con patatas, mi pan vikingo, queso, carne y pescado...



Pan de ajo de oso

El pan se puede presentar de muchas maneras; yo a veces hago barras trenzadas y otras veces hago caracolas. La receta es la misma, basada en una que probé de Valdemarsro.
Veréis que mezclo harina blanca e integral; es porque la harina de Graham no leva tanto por sí sola. Además, para que nos quede una masa elástica y lo suficientemente húmeda, es buena idea añadir un lácteo a la mezcla. Salen 2 barras o unas 15 caracolas.
  • 250 g de harina de trigo blanca
  • 150 g de harina de trigo integral (en mi caso harina de Graham, pero sirven otras harinas sin cernir)
  • 25 g de levadura de panadero
  • 1 dl de leche
  • 1 dl de yogur griego (también sirve creme fraiche, ymer, aryan, skyr...)
  • 1/2 dl de aceite de oliva
  • 1 huevo (y uno más para pintar)
  • 1 cucharada de miel
  • 1 cucharadita de sal
Relleno:
  • 1 dl de pasta de ajo de oso ( 300 g de ajo de oso + 1 dl de aceite de oliva + 1 dl de aceite de girasol)
La preparación:

1. Para el relleno vamos a triturar 300 g de ajo de oso (hojas y tallos limpios; flores no) con 2 dl de aceite y media cucharadita de sal. Reservamos.


2. Calentamos la leche hasta los 30 gramos aproximadamente. Introducimos en ella la levadura en trozos y removemos para que se vaya fundiendo.

3. Añadimos el yogur, el aceite, la miel, la sal y el huevo. Removemos e incorporamos la harina integral. Mezclamos bien y después añadimos poco a poco y mezclando la harina blanca.

4. Espolvoreamos un poco de harina sobre nuestro espacio de trabajo y amasamos haciendo dobles sobre la propia masa hasta que esté elástica y sea fácil de trabajar.


5. La depositamos en un cuenco, cubrimos con un paño y la dejamos levar durante 2 horas (En la foto hay dos porque ese día hice pan para un regimiento).


6. Extendemos la masa con un rodillo y con las manos hasta que tenga un grosor de 1 cm y con un cuchillo y las manos hacemos que quede lo más parecido posible a un cuadrado/rectángulo; entonces extendemos la pasta de ajo de oso por todo, pero un poquitín menos justo en el borde.


7. Ahora es cuando tenemos que decidir (Puedes dividir la masa en 2 y hacer un poco de cada): 
¿Vamos a hacer barras trenzadas? Doblamos la masa sobre sí misma de forma que la pasta de oso quede oculta. Cortamos el rectángulo resultante por la mitad a lo largo. En cada rectángulo hacemos 2 cortes verticales, pero no cortamos hasta arriba; respetamos la unión superior. Trenzamos simplemente pasando una tira hacia un lado y la otra hacia el lado contrario hasta que nos guste como quede; no hace falta una técnica de trenzado de peluquera. Las tiras se abrirán en algunos puntos y quedará a la luz el relleno verde. Lo dejamos que se luzca.


¿Vamos a hacer caracolas? Rulamos la masa sobre sí misma de forma que nos quede un canuto largo. Cortamos trozos de unos 4-5 cm; las colocamos sobre una de las partes abiertas y arreglamos la forma con las manos si se han chafado un poco. Podemos usar palillos para asegurarnos de que no se abran demasiado.


8. Lo siguiente es darle los últimos 30 minutos de levado, ya en su forma de caracolas o barras y sobre papel de horno.

9. Batimos un huevo y pincelamos la superficie del pan con él.

10. Por último, cocinamos en el horno precalentado durante a  unos 15-20 minutos a 175º y preferiblemente con la función de ventilador. Si no tenemos función ventilador, mejor a 180º y probablemente durante 25 minutos. Es cuestión de ver qué color tienen. Yo le suelo dar unos 5 minutos más a las barras.




Sal de ajo de oso

Hay quien le da solo un toque de ajo y la sal queda verde con puntitos verdes claros; la mía tiene mucho sabor y queda verde oscuro. 
Para otras recetas podemos usar hojas que tengamos congeladas; para esta no lo recomiendo; es mejor  y muchísimo más fácil usarlas frescas. 

  • 80 hojas de ajo de oso (el tallo también se puede incluir)
  • 250 g de sal marina (no en escamas, sino más bien gorda; también sirve sal gorda normal)
La preparación:

1. Lavamos las hojas y las secamos bien con papel absorbente o un paño limpio. Este paso es importante para que no se nos forme una pasta húmeda al triturar.

2. Trituramos juntas las hojas y la sal hasta prácticamente pulverizar el ajo de oso.


3. Extendemos la mezcla sobre papel de horno en una bandeja para horno. Por la humedad se forman montoncitos y grumos. Los intentamos separar y aplanar lo que podamos para que se cocine de forma uniforme.


4. En el horno precalentado le damos 2-3 horas a 45-50º para que se vaya secando el ajo de oso. De vez en cuando removemos y esparcimos por todo otra vez. Si no secamos bien las hojas en el primer paso, se formarán piedras y tardará mucho más en deshidratarse. Lo notaremos porque al levantar la sal, el papel todavía estará húmedo; incluso puede que el ajo se note húmedo al tacto.


5. Cuando por fin está totalmente deshidratado, yo aconsejo pasarlo una vez más por la trituradora para deshacernos de grumos y piedras. ¡Y ya está! Guarda la sal en un tarro de cristal o cualquier recipiente de cierre hermético; regala, úsalo en la cocina y disfruta.


¡Buen provecho!


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miércoles, 3 de abril de 2019

Cocina medieval en Escandinavia


El otoño pasado, mi vikingo y yo hicimos un curso-taller sobre cocina medieval en Dinamarca y Escandinavia en un antiguo monasterio en Esrum. Estuvo genial. Cocinamos al aire libre, aprendimos mucho sobre historia y gastronomía y hasta nos dieron un diploma.
El taller se distinguía en tres partes: Cocina nobiliaria, cocina campesina y cocina monástica. Porque no todas los niveles de la sociedad tenían a su alcance los mismos ingredientes ni los mismos instrumentos para cocinar.

Hoy os enseño y os cuento algunas de las cosas que aprendimos sobre la gastronomía medieval danesa en Esrum Kloster, el Monasterio de Esrum. Ya veréis que las recetas van bastante a ojo e intuición.
Evidentemente no hace falta que hagáis vuestra propia mantequilla ni que os pongáis a moler vuestra propia harina de centeno para probar las recetas, al igual que se pueden adaptar a una cocina moderna y hacerlas a la plancha al horno. Pero si tenéis ocasión, os animo a hacerlo de la forma más tradicional posible, para entender el esfuerzo que llevaba entonces y porque el sabor de las brasas obviamente le da a las recetas un sabor característico.

Cocina campesina (Bondens køkken)

Anillos de manzana (asada con miel y mantequilla) (véase la foto principal)
  • 1 manzana
  • 1-2 claras de huevo
  • Harina
  • Mantequilla
  • Miel

1. Cortamos la manzana en rodajas o en gajos y retiramos el centro con las pepitas.

2. Remojamos la manzana en claras de huevo y después las pasamos por harina. Dejamos que se sequen un poco y sacudimos con cuidado para deshacernos del exceso de harina.

3. Calentamos una nuez de mantequilla en la parrilla y cocinamos nuestros trozos. 

4. Cuando hayan tomado colorcito, las sacamos, las rociamos con un poco de miel y las disfrutamos antes de que se enfríen.



Gachas verdes de avena

En la Dinamarca de hoy son muy populares las gachas, tanto en frío como en caliente, de frutas y de cereales, pero nunca había probado unas gachas saladas como estas. 
  • 3 dl de agua
  • Las hojas de 1 ramita de salvia fresca
  • Las hojas de 1 ramita de perejil fresco
  • Las hojas de 1 ramita de hisopo fresco
  • 1 dl de copos de avena
  • 1 y 1/2 cucharada de uvas pasas
  • Un poquito de azúcar
  • Un poquito de mantequilla
  • Una pizca de sal
1. Mezclamos todos los ingredientes en un cuenco; las hierbas más o menos picadas, al gusto. 

2. Vertemos en la olla; en este caso, una olla de hierro sobre la hoguera. 

3. Removemos y, cuando espese, devolvemos al cuenco y a comer.




Cocina monástica (Klosterkøkken)

Tortas de pan
  • 3 cucharadas de harina de trigo
  • 6 cucharadas de agua
  • 1 cucharada de miel
  • Un pellizco de sal
1. Mezclamos los ingredientes en un cuenco y removemos. Tiene que quedar una consistencia de gacha o de pasta de dientes. Con las medidas que nos dieron quedaba demasiado líquida la masa, así que yo añadí más de todo hasta que quedé satisfecha.

2. Calentamos una nuez de mantequilla sobre un hierro plano en la parrilla, sobre la hoguera. Vertemos la masa sobre la mantequilla caliente y la extendemos un poco para formar tortas.

3. Cuando un lado haya tomado color, ponemos un poco de mantequilla sobre el pan y le damos la vuelta. Cuando esté cocinado y tenga buen color, lo sacamos. Y por supuesto un danés le untaría entonces más mantequilla ;)




Mantequilla batida (vamos, mantequilla casera, hecha a mano)
A primera hora hicimos mantequilla y el resto del día la aprovechamos en todas las demás recetas. 
  • Nata líquida
1. Esto no tiene mucho misterio, solo hace falta músculo y paciencia. Se echa la nata en la zambomba y se zambombea hasta que la mantequilla se espesa y se separa del suero de leche. El suero lo vertemos en un cuenco y se aprovecha como bebida o para cocinar. El resto es nuestra mantequilla. 


Sopa de ayuno 
  • 1 cebolla
  • 1 dl de copos de avena
  • 0,5 dl de agua
  • 1 cucharada de mantequilla
  • 1 tallo de col rizada (kale)
  • Sal al gusto
  • Powdour fort; mezcla de especias medieval: 1 cucharadita de jengibre, 1/2 cucharadita de clavo, 1/2 cucharadita de pimienta. Todo molido en mortero.



Cocina nobiliaria (Stormandsgårdens køkken)

Galletas de pimienta 
En esta receta medieval se inspiran unas galletitas que no puede faltar en ningún hogar danés en torno a la Navidad.
  • 2-3 vainas de cardamomo (5 semillas)
  • 5 semillas de pimienta negra
  • 2 cucharadas de harina de centeno
  • 2 cucharadas de harina de trigo
  • 2 cucharadas de mantequilla
  • 1 pellizco de jengibre en polvo o fresco bien picadito
  • 1 y 1/2 cucharadas de sirope

1. Abrimos un par de vainas de cardamomo y echamos 5 semillas al mortero junto con las semillas de pimienta. Las molemos.

2. Lo siguiente que necesitamos es harina de centeno y por supuesto la tuvimos que moler nosotros mismos en ese torno que veis en la imagen. Mezclamos en un recipiente los dos tipos de harina y la mantequilla.

3. Incorporamos el jengibre, el cardamomo y la pimienta. Mezclamos y se harán grumos; es normal que la masa se desmigue a esta altura.

4. Añadimos entonces el sirope y amasamos hasta que los ingredientes estén bien mezclados y la masa se vea fina y uniforme.

5. Con pellizcos de masa hacemos tortitas finas. Calentamos una nuez de mantequilla en la placa de hierro sobre la hoguera y cocemos nuestras galletas. Cuando tengan color por los dos lados, están listas (unos 5 minutos por cada lado).

6. Les damos un par de minutos de reposo antes de probarlas para que alcancen su textura crujiente.


Espinacas a la húngara (También aprendimos este guiso, pero no tenemos pruebas del delito porque le pusieron rúcula y odio la rúcula con pasión, así que no la probé.)
  • 150 g de espinacas (se puede usar también rúcula, como digo)
  • 1 cebolla morada
  • 1 cucharada de cilantro 
  • 1/2 dl de vinagre de vino
  • 1 dl de agua
  • 1 cucharada de mantequilla
  • Una pizca de sal
  • Una pizca de azúcar
  • Powdour blanche; mezcla de especias medieval: 1 cucharadita de jengibre, 1/2 cucharadita de canela, 1/2 cucharadita de nuez moscada. Todo molido en mortero.
1. Lavamos las espinacas y se cortan con las manos en trozos toscos. 

2. Cortamos la cebolla y la colocamos en el fondo de una olla de hierro cubierta por las espinacas.

3. Vertimos el agua y el vinagre en la olla y se hierve hasta que casi se haya quedado sin líquido.

4. Entonces incorporamos las especias y la mantequilla; sal y pimienta al gusto. Mezclamos, le damos un minuto para que se caliente y listo.



Y por último aquí os dejo una imagen del patio del convento, que fue donde pasamos el día cocinando. Espero que hayáis disfrutado.



¡Buen provecho!

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viernes, 7 de abril de 2017

Vuelta al mundo culinaria

Cada mes participio en el reto de Cocinas del mundo y es una forma genial de descubrir platos y sabores del mundo; me encanta el concepto y el viaje. 



Terminamos la primera vuelta hace dos meses y me apetecía hacer un recopilatorio de todos los destinos y todas las recetas; acompaño de la primera frase que me viene a la cabeza al pensar en aquella parada y una foto. Para ver la receta, pincha en el nombre del país o el especial (en lila). ¡Espero que lo disfrutéis!

Iré actualizando la lista de la segunda vuelta según avance la temporada =)

Primera vuelta

Azerbayán
Bulgaria
Camboya
Dinamarca: Rødgrød med fløde o gachas rojas con nata
La primera receta con la que participé; un rico clásico veraniego de mi país de adopción.


Egipto: Kunafa كنافة
Un triunfo total; menos mal que lleva tiempo, si no, me veo haciéndolo cada dos por tres (y sano no es exactamente).


Francia: Tartiflette.
Casi me quedo sin participar en Francia porque aún no había hecho el hábito y se me olvidó por completo. Por suerte, me acordé un día antes.


Guatemala: Plátanos en mole.
De todas las recetas que probé durante la primera vuelta del reto, esta fue la única decepción. No sé si es que hice algo mal o simplemente no era de mi gusto.


Especial Navidad: Receta doble, risengrød, o gachas de arroz danesas, y klatkager, unas tortitas de reciclaje. Otro gran clásico de mi país adoptivo.



Hungría: Pollo húngaro al pimentón y ñoquis.
Una receta sencilla que nos gustó mucho. Y me entretuve haciendo los ñoquis de pan ^^


Irlanda: Jamón irlandés a la naranja y mostaza de miel.
Riquísimo.


Japón: Bento "Bajo el mar".
En Japón yo me lo pasé pipa. Me dio la oportunidad de volcar toda mi creatividad en la cocina y quedamos encantados con el resultado. Muy divertido y rico.


Korea: Chijeu-buldak, pollo de fuego coreano con queso.
El mejor descubrimiento de este ciclo. Se convirtió en un clásico en casa y lo comemos cada dos por tres, tal cual o con variaciones. La cocina coreana en general fue un gran descubrimiento <3.


Líbano: Qataif, tortitas libanesas rellenas.
Junto con la kunafa egipcia, el mejor plato dulce de la temporada. Claro que a mí el mundo árabe me pierde, tenía puntos ya ganados; pero una delicia.


Madagascar: Akoho sy voaio, o pollo malgache en leche de coco.
Muy de mi estilo; me encantan ese tipo de salsas y platos y los hacemos mucho en casa.


Especial verano: Ensalada de verano senegalesa, Saladu awooka àk mango.
Muy rica y fresquita. 


Nicaragua: Sopa de queso y hierbabuena.
Muy rica. No la he vuelto a hacer porque es bastante pasada para el tipo de comida que yo suelo hacer, pero me alegro de haberla probado.


España: Salteadores.
Una especialidad murciana y muy popular en mi pueblo, Orihuela. Me encantan y nunca los había hecho caseros, así que aproveché la oportunidad y adapté la receta para poder hacerla al horno en lugar de fritos.


Österreich (Austria): Kaiserchmarnn o crepes austriacos.
Lo recuerdo como un poco desastre; me acababa de mudar a Málaga, mi cocina era un horror y los hice una noche en casa de mi amigo Carlos. Están ricos, pero no quedé contenta con las fotos.


Especial Navidad: Finsk brød o pan finlandés; galletas navideñas danesas.
Último destino de 2015. Es uno de mis dulces navideños favoritos en Dinamarca, por eso lo elegí. Aunque creo que seguiré probando recetas hasta dar con mi favorita.


Perú: Causas limeñas.
Con qué alegría hice estas causitas; estaba de visita en casa, en mi propia cocina, con mi despensa... Así que disfruté de hacerlas y nos gustaron mucho, además.


Queens (Nueva York): Gyoza de surimi y aguacate.
Receta que me inventé, de sabores asiáticos, pero inspirada en el panorama culinario multicultural que se vive en las calles del barrio de Queens. Riquísimas y monísimas.


Rusia: Tetërki, galletas de semilla de amapola.
Lo admito, no es ni por asomo mi gastronomía favorita y me costó mucho encontrar una receta que me apeteciera comer, pero al final descubrí estas galletas tan bonitas y, aunque desde el punto de vista culinario, las hay mejores, disfruté la experiencia.


Suiza: Tomme marinado en hojaldre.
Soy adicta al queso, así que al leer que nos íbamos a Suiza me froté las manos. No quedé contenta con el aspecto, porque en el piso de alquiler solo tenía un horno de juguete, por decirlo así, pero la receta en sí es deliciosa.


Tailandia: Fideos tailandeses con cangrejo.
Una forma muy rica de comer cangrejo y una forma original de servir.


USA: Boniatos yanquis rellenos con nubes.
Una receta un poco rara al oído, pero que nos gustó mucho, la verdad; dulce y salada, como me gusta a mí, con bacon y queso, guindilla y cebolleta y los sabores dulces de las nubes y el boniato.


Especial verano: No pude participar porque me pasé el verano ingresada en el hospital.

Vietnam: Ensalada vietnamita de cangrejo.
En cuanto vuelvan a traer cangrejos por estas tierras de vikingos, repito.


Wallis y Futuna (Polinesia francesa): Plátano macho relleno.
Yo creo que los plátanos no estaban lo suficiente maduros y que eso hizo que no me impresionara, pero estuvo bien probarlo.


Luxemburgo: Kéiskuch, tarta de queso.
Me animé con una dulce y tuvimos tarta para rato, pero salió muy rica.


Especial Navidad: Æbleflæsk, panceta danesa con manzana.
Esta es una de esas recetas danesas antiguas que tienes que probar alguna vez si vives aquí, y ahora la he probado. Está rica, pero es comida demasiado pesada para mi gusto.


Italy: Polenta con salchicha al tinto.
Nos gustó mucho y por fin probé a cocinar polenta. La voy a volver a hacer en casa.


Túnez: Borghol jari á la tunisienne, potaje de bulgur o trigo partido.
Lo elegí porque ya tenía muchas recetas tunecinas publicadas, pero hay muchos platos tunecinos que me gustan muchísimo más.




Segunda vuelta


Armenia: Arganak, caldo de limón con pelotas.
Sencillo pero riquísimo, seguro que lo haré muchas veces más. Un buen comienzo y la cocina armenia una sorpresa muy positiva.


Brasil: ¡Secreto de momento!

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