Este plato vegetariano es de inspiración italiana y, sinceramente, el invento quedó muy muy rico. Mi vikingo acabó con el estómago que parecía que estuviera de unos cuantos meses, y es que este plato está tan bueno, que no se pudo contener y comió hasta que no quedó nada.
Es fácil hacer cambios, por ejemplo, se pueden servir las albóndigas con pasta en lugar de polenta, o se pueden variar las especias de las albóndigas, también se puede hacer la salsa de tomate casera si se tiene tiempo... Eso ya, como quiera y pueda cada uno, pero a mí me parece que tal y como os la presento hoy, queda deliciosa de verdad. Para unas 20 albóndigas y polenta con salsa para dos personas (Yo guardé 10 albóndigas para un día y 10 para otro):
Para las albóndigas:
- 4 calabacines
- 1 huevo
- 250 g de queso ricotta
- 100 g de pan rallado
- 15 hojitas de albahaca fresca
- 1 cebolla mediana
- 3 dientes de ajo
- Sal y pimienta al gusto
- 1/2 cucharadita de romero en seco (también se puede probar otro día con orégano, perejil, hierbas provenzales...)
- 1 cucharada de aceite de oliva
Para la salsa al tinto:
- 300 g de salsa de tomate para pasta, una que nos guste.
- 1 dl (10 cl) de vino tinto
Para la polenta:
- 100 g de polenta (50 g por persona)
- 500 g de agua para empezar (la proporción siempre es 1 de polenta a 3 de agua., pero ya veréis que no es suficiente)
- Sal gorda
- Opcional: 50 g de parmesano
La preparación:
1. La parte de las albóndigas es bien sencilla: primero lavamos y despuntamos los calabacines, después los rallamos.
2. Lo siguiente es deshacernos del exceso de agua del calabacín rallado; para eso añadimos 1/2-1 cucharada de sal gorda al calabacín y lo dejamos reposar un rato, preferiblemente 15-20 minutos. Después lo vamos a estrujar con las manos; podemos usar una malla de cocina o cualquier utensilio con agujeros pequeños, como esta bandeja para cocinar al vapor.
3. Con la cebolla, el ajo y la albahaca, vamos a hacer un puré. Pero sin ingredientes líquidos/húmedos, es difícil triturar, así que echamos al vaso de la batidora también una cucharada de aceite y dos cucharadas del queso ricotta y lo trituramos todo hasta que no queden trozos.
4. Entonces mezclamos en un cuenco: el puré de cebolla, el resto de ricotta, el calabacín escurrido, el huevo, el pan rallado, el romero seco y pimienta al gusto. Al mezclar nos aseguraremos de que el ricotta y el huevo se extiendan por todo.
5. Y ya toca formar las albóndigas; tomamos un poco de la masa y formamos con las palmas de las manos una pelota del tamaño de una pelota de golf aproximadamente. Yo hice 20. Hacedlas prietas; yo no apreté lo suficiente el día de las fotos y luego se me aplanaron un poco.
6. Finalmente vamos a cocinar nuestras albóndigas en el horno precalentado a 200º durante 30-40 minutos, hasta que tengan algo de colorcillo. Ah, acordaos de darles la vuelta a mitad de cocción.
¡Y hasta aquí las albóndigas!
Sigue leyendo si quieres probarlas en la deliciosa combinación de polenta, parmesano y salsa de tomate con vino tinto.
7. Mientras tanto preparamos la polenta. Ponemos el agua a hervir con sal gorda; un poco más del agua necesaria por si hubiera que añadir a medio proceso.
8. Cuando esté hirviendo, incorporamos la polenta poco a poco y en forma de lluvia para que no se formen grumos. Es importante no dejar de remover para que no se peque y añadir agua cuando se esté quedando seca. El tiempo dependerá de la marca, leedlo en vuestro paquete, pero suelen ser 5-10 minutos con la instantánea; mientras que la tradicional lleva 40 minutos.
9. También tenemos que preparar la salsa, pero no tiene complicación ninguna. Ponemos la salsa de tomate y el vino en un cazo, removemos y subimos a fuego medio-alto para que el alcohol se evapore. Y ya está, normalmente sobra con 5 minutos, pero es cuestión de remover de vez en cuando y probarlo para asegurarse de que no sepa a alcohol crudo.
10. En cada plato servimos un cucharón de polenta, entonces una cucharada de parmesano rallado, luego otro cucharón de polenta y ya distribuimos 4-5 albóndigas por el plato. Rociamos con la salsa y, como toque final, espolvoreamos con una pizca más de parmesano. ¡A disfrutar!
¡Buen provecho!
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