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jueves, 27 de agosto de 2015

Caracolas de crema de avellana


El nougat francés es una especie de turrón que se hace de almendras y, a veces, se añaden pistachos también. Pero en esta receta usamos el nougat danés, que está hecho de avellanas y recuerda a la Nocilla. Con el nougat y una placa de hojaldre tenemos en 20 minutos unas deliciosas caracolillas para la merienda o para cuando nos apetezca por puro placer. Salen unas 12 caracolillas, que en danés se llaman nougat snegle.

  • 1 placa de hojaldre de unos 270 g, rectangular o cuadrada
  • 150 g de nougat blando 
  • 4 cucharadas de leche (la mía desnatada y sin lactosa)


La preparación:


1. No puede ser más simple. Primero vamos a hacer nuestra crema de avellana. Tenemos dos opciones, la primera es fundirlo con agua al baño maría. Yo he escogido la segunda opción, que es calentar medio dedito de leche en un cazo, bajar el fuego y dejar que el nougat se vaya fundiendo en la leche caliente mientras removemos. 


 2. Lo mantenemos al fuego lento removiendo hasta que la consistencia sea cremosa, ya que si es muy líquida se nos saldrá de los rollitos. Entonces lo untamos sobre el hojaldre. Si nos esperamos a que la crema de avellana se enfríe un poquito, mejor, porque no derretiremos la mantequilla de la masa; para que se enfríe más rápido podemos cambiarla a un recipiente frío.

3. Enrollamos la masa sobre sí misma por la parte untada de forma que obtengamos un canuto relleno de nougat.


4. Cortamos rodajas de más o menos 1 cm de grosor y las distribuimos sobre papel de horno en una bandeja de horno con algo de espacio entre ellos para que puedan crecer. Da igual si no os quedan muy bonitas en crudo, al crecer quedan como deben.


5. Horneamos durante 20-25 minutos en el horno precalentado a 200º. En mi horno con 20 minutos ha sobrado y le he tenido que bajar la temperatura a 150º los últimos 4 minutos porque veía que si no se iban a tostar.

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Bergua*


jueves, 20 de agosto de 2015

Gambón asado al whisky


Os traigo otra receta rápida y sencilla pero muy sabrosa; no es más que gambón al horno, pero lo marinamos antes con whisky, ajo, limón y aceite de oliva. Se me ocurrió porque a mi vikingo le han regalado varias botellas de whisky y pensé en darle un toque alegre a las gambas. Las gambas no adquieren sabor a whisky, así que no te preocupes si (como a mí) no te gusta esta bebida, pero la salsita del marinado queda deliciosa una vez asada. 
Obviamente, si el gambón puede ser fresco, mejor que mejor, pero yo ya me di por contenta por haber encontrado gambón en Dinamarca, traído de España además. Con lo cual, lo compré congelado con mucho gusto.

  • Aprox. 1 docena de gambones (yo tenía 14)
  • 4 dientes de ajo
  • 75 ml de aceite de oliva
  • 50 ml de whisky 
  • Sal gorda
  • 1 chorro de limón


La preparación:

1. Ponemos las gambas sin pelar a marinar con el aceite, el whisky y los dientes de ajo cortados en láminas. Espolvoreamos con sal y completamos con limón al gusto. Le damos mínimo 30 minutos de tiempo para marinar; cuanto más, mejor. Si usamos gambas congeladas, habrá que descongelarlas antes de asarlas; por ejemplo mientras marinan.


2. Les damos 15-20 minutos en el horno precalentado a 200º; el tiempo dependerá del tamaño de las gambas.

3. Comprobamos que estén cocidas por dentro y servimos con su jugo, que está para mojar pan, así que acordaos de sacar algo de pan ;)




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Bergua*





viernes, 14 de agosto de 2015

Rollitos orientales de tortilla y salmón


Estos rollitos se preparan en un satiamén y nos sirven de entrante o de cena ligera con una buena ensalada, por ejemplo. Lo podemos rellenar con lo que se nos ocurra y la tortilla podemos especiarla como nos apetezca o hacer una simple tortilla francesa; yo hoy le he dado un toque asiático; si alguno de los ingredientes no os convence, cambiadlo por lo que más os apetezca =) Para 1 rulo, que da unos 10 rollitos:

  • 2 cucharadas de queso crema (tipo philadelphia) ligero
  • 2 lonchas de salmón ahumado
  • 1 cm de puerro
  • 3 huevos pequeños-medianos
  • 1 cucharada de salsa de soja
  • 1/2 cucharadita de azúcar
  • 1 cucharada de algas secas 
  • 1/4 cucharada de umami* en polvo 
  • Mezcla de wasabi en polvo y semillas de sésamo blancas y negras
  • Aceite de oliva 


* Os recuerdo qué es el umami, por si no lo conocéis. Leí hace tiempo un artículo sobre este 5.º sabor desconocido hasta hace poco en Europa como tal. Tenemos dulce, salado, amargo, ácido y umami, que significa "sabor sabroso". Si os interesa el tema, aquí podéis leer más sobre qué es, cómo se identifica, en qué alimentos está presente y cómo se usa en la cocina. 
Si no encontráis, no os preocupéis: La salsa de soja es rica en umami, así que eso ya sirve. Pero las setas (somo la shiitake) y los champiñones también contienen ese sabor. Puedes usar ralladura o polvo de champiñón, por ejemplo. El bote de especia umami que os muestro en la receta lleva polvo de tomate, de champiñón, de cebolla, de salsa de soja, de ajo, sal, pimienta y cayena, básicamente.



La preparación:

1. Batimos los huevos con la salsa de soja, el azúcar, el umami si lo tenemos y las algas secas. No añadimos sal ni pimienta, ya tenemos bastante con el ahumado y la salsa de soja.


2. Calentamos un poco de aceite en una sartén mediana, de unos 24 cm de diámetro y hacemos una tortilla francesa por los dos lados y procurando que nos quede uniforme y redonda.
3. Dejamos que se enfríe un poco la tortilla, la colocamos sobre un cuadrado de papel transparente de cocina. Entonces la untamos con el queso crema casi entera. Dejamos una solapa sin untar (unos 3 dedos acostados), parecido a cuando hacemos sushi. Esa última orilla no la rellenamos para que al enrollar no se nos salgan los ingredientes.


4. Repartimos el puerro en tiritas finas por el centro y el salmón sobre el queso crema. Espolvoreamos con la mezcla de wasabi en polvo y las semillas de sésamo. Que conste que a mí no me gusta la pasta de wasabi, pero esta mezcla en polvo es muy discreta.


5. Enrollamos sobre la parte rellena y cerramos con el papel transparente como si fuera un caramelo, de forma que quede prieto para que conserve la forma. Entonces lo dejamos reposar un mínimo de 30 minutos en la nevera.


6. Finalmente lo desenvolvemos y cortamos los rollitos. Hacemos un corte en el centro primero, después vamos cortando rollitos de más o menos 2 cm de ancho.



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domingo, 9 de agosto de 2015

Fresas a la danesa


Las fresas danesas son una delicia, las mejores que he probado en mi vida. Pero además de por lo sabrosas que son, comer fresas en Dinamarca es algo especial por cómo y dónde se compran. 
Cuando empieza la temporada se ven por muchas calles cajas llenas de fresas junto a una bolsita, una hucha o una cajita metálica. Suele haber un cartel que dice "fresas" y el precio; otras veces, las menos, cada uno elige cuánto dinero deja. 
Esas fresas son la producción de gente que planta en su jardín, las recoge, las reparte en cajas, las deja expuestas todo el día y por la noche pasa a recoger las ganancias. Nadie vigila; no hay necesidad. Es uno de esos detalles que me encantan de vivir en Dinamarca. La receta viene al final. Para 4-5 personas:

  • 1 kg Fresas
  • 250 ml de nata líquida (para montar, aunque no la montaremos)
  • Leche desnatada
  • Opcional: azúcar al gusto (moreno, glas, blanco...)

La gente deja otras cosas además de fresas. En la isla de Samsø, por ejemplo, nos encontramos a la orilla de una carretera cebollas tiernas, brócoli, patatas y otras verduras y frutas. 



Como os decía, nadie vigila, pero alguna vez dejan un cartelito apelando a la honradez: "Robar es perjudicial para la conciencia".



Esta familia en concreto vende fresas junto a una carretera. La señal es bastante más grande de lo habitual, para que se vea desde los coches y la gente pare a comprar.



El precio por bandejita suele rondar las 20-25 DKK, que son unos 3,35 €. No es un precio elevado en Dinamarca y la calidad desde luego lo vale.


Ya hemos dejado el dinero en la caja y hemos elegido nuestra bandeja. Si tenemos suerte y no se nos acaban por el camino, ¿cómo se comen los daneses estas deliciosas fresas? Muy sencillo.


La preparación:



1. En cuanto llegamos a casa con las fresas, separamos la fresa del pedículo y las hojas verdes, las lavamos y cortamos en mitades y/o cuartos. 

2. Las vamos colocando en un cuenco grande. Si queremos, las espolvoreamos con un poco de azúcar. Estas fresas son muy dulces de por sí, pero se espolvorean con azúcar para endulzar la leche, que llega en el siguiente paso.



3. Entonces cada uno se sirve su porción de fresas en un cuenco y sobre éstas vertimos un poco de nata líquida y un poco de leche, cantidades al gusto. Empezamos a comer y, truco de aficionada, si cortamos algún trozo por la mitad con la cuchara, la leche se teñirá y adquirirá aún más sabor ;) 


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Bergua*