Esta guarnición de patata es especial porque queda tierna por dentro y firme y crujiente por fuera; además es facilísima de hacer, ya verás.
Los sabores concretos dependen de lo que tengas por casa ese día, pero te cuento cómo las suelo hacer yo. Yo hice 12 patatitas del tamaño de una nuez para 2 personas (bueno, 2 de ellas eran del tamaño de una monedita).
- Unas 5-6 patatas baby por persona
- Tomillo
- Cebolla en polvo
- Sal, en mi caso sal de pimentón dulce
- Aceite de oliva (en mi caso, arbequina)
- Otras opciones: Ajo en polvo, pimienta, romero...
La preparación:
1. Limpiamos muy bien las patatas para deshacernos de tierra y cualquier otra impureza. No las pelamos para conservar todas las vitaminas de la piel.
2. Después hervimos las patatas. En la olla rápida, tardarán 7 minutos; en la olla normal, unos 15-20 minutos. Tienen que quedar cocidas del todo por dentro.
3. Aprovechamos para precalentar el horno a 230º mientras tanto.
4. Una vez hervidas, las colocamos sobre papel de horno en una bandeja de horno. Y lo siguiente es chafarlas; con el puño o, si queman, con ayuda de un tenedor o de un prensa-patatas. Lo importante es no romperlas demasiado; sólo las chafamos sin que se descompongan en trozos independientes; que sigan en una pieza.
5. A continuación condimentamos. No hace falta aceite, pero es un buen toque; así que empezamos con un chorrito sobre cada patata chafada. Después espolvoreamos el tomillo, la cebolla en polvo y la sal, en mi caso con sabor a pimentón dulce (sal y pimentón dulce tendrían el mismo efecto).
6. Les damos 20 minutos en el horno precalentado a 230º. Podemos darle un poquito más si las preferís más doradas y crujientes por fuera, pero con 20 minutos, sobra.
¡Buen provecho!
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