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domingo, 16 de diciembre de 2018

Galletas suecas de caramelo: Kolakakor


Estas galletas son mágicas. Repasas los ingredientes y no te imaginas nada del otro mundo, pero las pruebas y el sabor te conquista para siempre. Están realmente deliciosas y encima son sencillísimas y rapidísimas de hacer. No son para comerlas todos los días, pero también hay que saber disfrutar de la vida sin remordimientos. Y definitivamente valen la pena.

Voy a compartir este truco de magia para la edición especial de Navidad de Cocinas del mundo.

Es una receta sueca, aunque yo la conocí en Fuengirola (Málaga). Estuve trabajando allí para una empresa danesa y me las ofreció una buena cocinera sueca. Y me obsesioné con ellas. ¡Están taaan buenas! Así que me propuse tratar de recrearlas en casa en su versión tradicional, que además del sabor, conlleva un corte y una decoración particular. Para ello me he inspirado en las galletas de aquella cocinera sueca y, además, en estas otras fuentes. Al segundo intento, lo conseguí. Sabor perfecto y textura tal cual la recuerdo; crujiente por fuera y algo blandita por dentro en el centro.

En sueco se llaman kolakakor (y no, no llevan Cola Cao :P), que significa "galletas de caramelo"; a veces también se conocen como sirapskakor, porque se hacen con sirope en realidad, pero ese no es el nombre más popular. Aquí en Dinamarca
 se llaman karamel småkager, que también significa "galletas de caramelo". Son especialmente típicas en Suecia en torno a Navidad.

La clave para que salgan perfectas está en la mantequilla; tiene que ser mantequilla de verdad, nada de margarina ni derivados. Y tiene que estar blanda y a temperatura ambiente, no derretida.

Se puede mezclar todo de una, pero por mi experiencia, este es el orden y la manera que da el mejor resultado. Esta cantidad de ingredientes da para unas 15-20 galletas, según el grosor y la longitud del corte.


  • 50 g de mantequilla en pomada
  • 0,5 dl de azúcar
  • 1,25 dl de harina de trigo
  • 1 cucharada de sirope
  • 1/2 cucharada de vainilla en polvo (o azúcar avanillado)
  • 1/2 cucharadita de levadura química
  • Una pizquita de sal (Aprox. 1/2 g) (Solo necesario si usamos mantequilla sin sal)
*(Aquí en Escandinavia es que se mide todo con un vasito de decilitro, de ahí las medidas)


La preparación:

1. Empezamos mezclando la mantequilla en pomada (a temperatura ambiente y blanda) con el azúcar. Nos podemos ayudar de una cuchara de madera por ejemplo para incorporar bien los dos ingredientes.


2. Lo siguiente es añadir la vainilla en polvo, el sirope, la levadura y una pizquita de sal. Mezclamos bien.



3. A continuación, añadimos la harina y trabajamos con la cuchara para incorporar perfectamente los ingredientes. Se harán grumos secos, como si hiciésemos migas de harina; es normal.



4. La mejor manera de trabajar la masa es volcarla sobre papel de horno y con los lados del papel, presionar la masa para convertirla en una bola. A partir de ahí podemos presionarla y darle forma entre nuestras manos. 



5. Con esta cantidad de masa, podemos hacer una salchicha larga o dos más cortas, como queramos. Lo importante es darle unos 5-8 cm de ancho y aprox. 1,5 cm de alto o grosor. Es muy importante para conseguir la textura perfecta, que es crujiente por fuera y un poquito blando en el centro por dentro; es parte de su encanto. Les damos 8-10 minutos a 175º en el horno precalentado. El tiempo depende del grosor y del horno.
* La decoración clásica de estas galletas se hace con un tenedor, pero por mi experiencia, en el horno el dibujo se desvanece cuando la masa se expande, así que yo lo uso para aplanar un poco la masa y luego repaso con el tenedor inmediatamente al sacar las galletas del horno.


6. En el momento en el que salen del horno, la masa aún está muy blanda, así que aprovechamos para repasar las marcas verticales con los dientes de un tenedor y para cortar las galletas con cortes oblicuos y perpendiculares de en torno a 2,5 cm. 
Pasados 5 minutos, podemos trasladar las galletas a una rejilla para que se enfríen sin sudar. En cualquier caso, recomiendo dejar que se enfríen y se endurezcan poco a poco debajo de un paño (limpio).


* La mejor manera de conservarlas es en un recipiente de cierre hermético o en una buena caja de metal. Dicen que se pueden congelar, aunque no lo he probado.

¡Buen provecho!

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Bergua*


9 comentarios:

  1. Pues con tanto entusiasmo va a haber que probarlas seguro, me has convencido! Desde luego se ven sencillas y muy ricas! Ya te dire! Felices Fiestas!

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  2. Me gustan, son sencillas y diferentes. Yo quiero probarlas y por supuesto que con mantequilla, la margarina nunca me ha parecido una opción para nada.

    Bss

    Elena

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  3. me encantan, unas galletas siempre estan ricas y estas asi no las conocía, ahora me toca conocer el sabor, me las apunto, perfecto viaje navideño, felices fiestas guapa, bss

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  4. Qué ricas, seguro que saben a poco. U beso

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  5. Yo he aparcado el remordimiento hasta el 7 de enero.
    Que galletas más curiosas y originales. Me encanta conocer las tradiciones de los diferentes países. Desde luego se ven estupendas, con tus consejos seguro que nos salen a la primera.
    BSS Y Feliz Navidad.

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  6. Que ricas, con lo que me gusta a mi tener un bocadito dulce siempre cerca para después de las comidas, me apunto la receta. Feliz Navidads!!!
    Besitos itos

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  7. pues si que tienen que estar rica, la pinta es impresionante! no había oído hablar de ellas, pero a partir de ahora quedan grabadas en pendientes! jeje
    un beso, felices fiestas!!

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  8. Buen viaje dulce, me las llevo para probar. Espero que me salgan así de bien.

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  9. Qué suerte encontrarte con esa fantástica cocinera sueca. Las galletas parecen riquísimas!!

    Besitos,

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